Marinette deseó con todas sus fuerzas tirarse de las coletas de pura frustración. Quizás así lograría que saliera algo decente, pensó. Tikki la observaba desde la cama, sin mediar palabra.
—No voy a hacer que Adrien vista de fantasma —murmuró, rasgando la hoja de papel y tirándola al suelo—. Y tampoco puedo hacer que vaya de hombre lobo. ¿De superhéroe?
Automáticamente recordó el rostro de Chat Noir y negó con fuerza. No tenía siquiera que verbalizar su rechazo ante la idea. En su cabeza no había más que un Chat Noir y ni siquiera podía imaginar a Adrien vistiendo como el atolondrado gato negro de París. No iba a vestirle de Spider-Man tampoco, no estaba en su mente hacer que el pobre chico tuviera problemas para ir al baño durante toda la noche con ese apretado mono.
—¿De elfo?
Marinette bosquejó un rápido modelo, pero apenas estando a la mitad lo desechó, poco convencida. Tikki flotó hasta el dibujo arrugado en el suelo, haciendo un pequeño esfuerzo para alisarlo.
—Este diseño podría ser precioso, Marinette.
—Quizás, pero no termina de convencerme, Tikki —se quejó Marinette, apoyando el mentón sobre sus manos entrelazadas.
—¿Qué estás buscando exactamente?
—Algo fantástico, algo que haga que Adrien brille.
—Pero muchos de estos diseños son buenos Marinette.
—Pero no lo suficiente... Hay algo que falla.
Tikki voló hasta el escritorio de Marinette, donde ella estaba punteando repetidamente la hoja de papel con el lápiz en espera de que se le ocurriera alguna idea.
—¿Qué te parece si llamas a Adrien?
—¿A A-Adrien? —preguntó Marinette con nerviosismo, deteniendo el punteo.
—Al fin y al cabo él es quien te encargó el traje, puede que tenga alguna idea.
—Ya le escuchaste, no tiene nada en mente.
—Eso te ha dicho, pero siempre hay algo en mente.
Marinette se llevó la mano al mentón de nuevo, nada convencida. Había pensado en hablar con Adrien cuando le tomara las medidas al día siguiente si seguía sin ocurrírsele nada, pero esperaba que realmente se le encendiera la bombilla antes de ese momento.
—O también puedes hablar con Alya, siempre tiene una idea que aportar.
—Eso me gusta más, Tikki.
Si había algo que Marinette valoraba de su amistad con Alya era que, más allá de las bromas y los chistes entre ellas, siempre podía contar con su hombro para llorar y sus oídos para escucharla. Aunque Alya no le había dado ninguna idea nueva, su apoyo había sido más que suficiente para destapar la idea que había embrujado completamente su corazón.
Lo había bocetado según hablaba con Alya en su casa y su amiga había estado a punto de llorar al ver los diseños.
—¡Oh, Marinette! —susurró Alya, sentada tras ella en el sofá mientras Marinette estaba sentada en el suelo para poder dibujar mejor sobre la mesa de café—. Es realmente precioso.
Realmente lo era. Marinette no era una persona vanidosa, pero en cada trazo se había imaginado a Adrien vistiendo aquel traje y no pudo sino sentir sus mejillas arder, pero, por una vez, había más detrás de los alocados latidos de su corazón que sus sentimientos por él. Había pura emoción, le picaban los dedos ante el dibujo que tenía ante sí y el deseo de hacerlo real en ese mismo instante. La emoción porque Adrien lo llevara realmente hacía que su corazón chocara violentamente contra su pecho.
Los recuerdos después de eso se difuminaron en su mente. Creía haber recogido y haberse despedido de Alya, pero no estaba del todo segura. Únicamente pensaba en la forma en que sus piernas se movían a toda velocidad por las aceras en busca de la casa de Adrien.
Imploró porque realmente estuviera allí. Su corazón no resistiría esperar un minuto más por ver su reacción y comprobar si estaba tan orgulloso de su trabajo como ella, de ver si realmente la fe que había puesto en ella había florecido. Quería que estuviera feliz con su trabajo, quería que estuviera orgulloso de haber confiado en ella y haberla elegido. Quería que sus esfuerzos le hicieran sonreír.
Sin aliento, llegó a las grandes puertas que delimitaban la mansión de los Agreste. Con los ojos brillantes de la pura emoción y la timidez relegada a un espacio muy recóndito de su corazón, Marinette tocó el timbre.
Lunes, 1 de julio de 2019
¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!
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¡Hola a todos, lindas flores!
Francamente, cuando escribí Une touche de magie la ideé como un oneshot, pero ustedes son una muy mala influencia jajajajajajaja. Después de pedirme tantas veces una continuación, me cabeza no pudo sino parar de maquinar hasta que salió este capítulo. Y aún nos queda alguno más ;D
En fin, con esto y un bizcocho, ¡nos leemos pronto!
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