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Todo iba descenso, mi trabajo, el estrés, provocaron que me alejara más de ti y que me embiciara al alcohol y a los constantes cigarrillos.
Volvía a engañarte con cualquier puta linda que se me cruzara por mi escritorio. Y al llegar a casa, tu veías las manchas de labial y olías el perfume barato en mi camiseta.
Esa noche lloraste encerrado en el baño, y yo sólo pude acostarme a, dormir pues mi cabeza dolía demasiado. Pero.. Lo único que realmente dolía en ese momento, era tu corazón. Aquel que yo destruía cada vez más.
