Cenizas I

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Y pierdo el tiempo
Paseándome por el lúgubre sendero
Del amor perecedero.
Padezco ese mal corriente
De creer en las causas perdidas
Que ya no crepitan en el fuego,
Son cenizas.
Son cenizas, y de ellas renace
El fénix de la esperanza.
El Dios de la alabanza,
El que no espera, pero
Siempre alcanza.
Pero a matarlo me vi obligado.
Ya no quiero sufrir por anticipado.
Ya no quiero rendirme
Ni sentirme sofocado.
Pero más que nunca no puedo
Dejar de quererla.
No me es posible ahogar ese intenso sentimiento,
Que tan presto se rehúsa a desvanecer.
Pero hacia el Norte debe ir el barco
Porque al Sur apenas queda el recuerdo
De lo que no lo es pero pudo serlo,
De lo que pudo ser pero no lo es.
Y sobra nada más que la nostálgica alegría
De cuando me mirabas con aprecio,
De cuando ansiabas sentir mi presencia,
De cuando yo retribuía todo lo que sentías...
Pero Lisboa no es el mejor lugar para enamorarse,
Y desde entonces prescindiste de mí, como de un juguete viejo.
Y ahora me siento ante los manchegos surcos
Pensando en lo que pudo ser pero no lo fue.
Y aún crepita levemente el fuego del salón,
Pero el soplido final lo convirtió,
Como a mis sueños,
En cenizas.

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