~Sueño hecho realidad~

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Despertó.

<<¿Dónde estoy?>> se preguntó.

Miró a sus alrededores. Nada.

Absolutamente vacío. Como ella.
No sentía nada.

Su padre... La golpeó, de nuevo.

Su madre no hizo nada, de nuevo.

Solo quería desaparecer. Morir.

-mmjm...

Saltó del susto. Se volteó.

-H-hola...

-¿Lisa? Lisa... Mm... ¿Estoy en tú casa?

-Mm... Si, éste es mi hogar, desde hace poco.

-Es... Agradable...

-Lo es.

-Pero... Es diferente...

-También lo es.

-Nunca he estado aquí, Lisa.

La Rubia rió, ¿Su pequeña no se daba cuenta?

-¿De que te ríes?

-Nada... -Recordó el porqué la castaña llegó a su "Hogar"- ¿Sabes cómo llegaste a aquí?

-Pues, la verdad solo desperté aquí. ¿Tú me trajiste?

-No... Fue tu padre.

-Mi papá -Su cara se entristeció.

-Lo ví, todo.

-¿Qué?

-Ví como te golpeaba.

-Oh.

-Por eso llegaste aquí.

-¿A tu casa?

-Al cielo.

-¿Qué?

-Perdón pero... Estas muerta... Estamos -Corrigió.

-¿Cómo? ¿Es broma verdad?

-No Jen. Mira al tu alrededor.

Miró.

-¿Qué ves? -Preguntó la rubia.

-Un casa en el campo, , animales corriendo, árboles, Todo Soleado, A ti.

-¿Qué son esas cosas?

-Lo que me hace feliz.

-¿Cuándo estabas viva los tenías?

-No.

-¿Ves? Es como te prometí, ¿Recuerdas?

-Lo recuerdo, dijiste que seríamos felices. Sin nadie que nos prohibiera ser lo que somos.

-Viviendo juntas, Solo tú y yo.

-Todo es como prometiste, Lisa.

-¿Te quedarás conmigo? -Cayeron lágrimas.

-Yo...

-Quédate conmigo, seremos felices. Nadie podrá decirnos que no seamos novias. Nadie...
Yo... Jen, Yo me enamoré de ti, pero no sé si tú de mi. La verdad no sé qué haría sin-

-Lo sé.

-¿Qué?

-Leí todas las cartas, Lisa.

-Oh...

-¿Por qué no me dijiste todas esas cosas? ¿Por qué te cortabas? ¿Por qué el Psiquiatra? ¿Por qué-

La besó. Lo necesitaba, un beso de Jennie Kim.

-Stay with me -Susurró- Plis.

Esta vez fue La castaña. La besó como nunca.

La besó por todo lo que la extrañó. Por todo lo que sufrieron. Por todo lo que tenían que soportar. Por todo... en general.

-Quédate... Por favor, Quédate.

Tomó la cara de la más baja entre sus manos.

-Te haré feliz.

La miró a los ojos.

-Nunca te dejaré.

Secó las lágrimas con sus pulgares.

-¿Nunca?

-Nunca, Amor.

Fue allí cuando lo decidió.

-Me quedaré.

La Rubia sonrió.

Al final todo lo que sufrieron valió la pena. Los cortes. El dolor.

No soportaba una vida sin ella. Menos una muerte.

Estaban en el cielo. Eran dos Angelitos que merecían ser feliz. Dos Almas puras que no hacían nada malo, solo amaban.

Dios sabe lo que sufrieron. Dios hizo a las personas para Amar, da igual si se dirige a un hombre o a una mujer, El amor es amor.

Hasta el Diablo sabe que ellas merecen ir al Cielo.

Si ellas van a Infierno, el infierno mismo se quemaría al estar presente un amor tan potente y sano.

Ellas sólo querían ser felices Juntas, sin importar donde. Ellas estaban muertas, pero lo agradecían. Solo ahí podían ser felices.

Allí no había alguien que lo impidiera. Allí nadie las Golpearía. Allí nadie haría una mueca de asco al ver a dos chicas de la mano. Allí era su felicidad. Allí era su Sueño hecho realidad.

Porque si, hay vida después de la muerte. Y ellas la van a vivir. Van a vivir libres. Es la Segunda oportunidad, y la aprovecharán.

Pero alto... Aún falta algo.

-Lisa.

-¿Si? -La miró.

-Yo también me enamoré de ti.

Yo también me enamoré de ti. [Jenlisa Pt. 2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora