Autora: Clumsykitty
Fandom: Marvel/ AU Wingverse
Pareja: Stony.
Derechos: a que un día me dé un beso RDJ.
Advertencias: un poco de drama, algo de emoción, pero con un final feliz para que respiren tranquilos. Como siempre, un pequeño OS en honor al Cap en su cumpleaños.
Gracias por leerme.
***
"Donde hay amor hay vida."
Mahatma Gandhi
"El amor verdadero hace milagros, porque él mismo es ya el mayor milagro."
Amado Nervo
Había una anciana, tan vieja que ya no tenía dientes y las plumas de sus alas eran ya pequeñas, feas, inservibles para volar el mundo que ella había recorrido en su juventud. Ella le había dicho a su madre, Sarah Rogers, que no todo estaba perdido cuando tuvo entre sus manos esa pequeño polluelo Omega débil y con unas diminutas alas. Será muy fuerte, pero no ahora, no mañana ni en dos años. Paciencia. Su madre no le creyó mucho, le alivió el hecho de que por ser un Omega estaba a salvo pues en el mundo no había los suficientes Omegas para hacer nidos así que cualquiera que naciera, así fuese como Steve Rogers de debilucho, estaba protegido. De haber sido un Alfa, las cosas hubieran sido distintas. De ellos había muchos y las madres desechaban a los polluelos que no eran fuertes, de alas grandes y coloridas. Sarah nunca hubiera hecho eso, pero los Selectores sí, esos hombres que revisaban las crías para mantener las ciudades flotantes con una población sana.
Como parte de su educación, Steve aprendió de como hacer nidos fuertes, cálidos y seguros para los polluelos que fuese a tener si bien sus compañeros se burlaban de esa aguilucha de alas tan pequeñas que no podían alzarlo en vuelo. El pequeño niño de cabellos rubios y ojos azules se limpiaba sus ojos y sorbía su nariz antes de entrar a casa para que su madre no viera sus lágrimas de frustración. La anciana le había dicho que fuera paciente, que un día, un gran día, todo cambiaría y ella era muy sabia así que Steve confiaba en su palabra, aunque pasaran los años sin ningún cambio. La importancia de su casta radicaba en que, cada cierta temporada aparecía una tormenta de nieve tan fuerte que había dejado ciudades flotantes sin ningún habitante y los Omegas eran los primeros en morir, por eso los cuidaban tanto y cuando se detectaba esa horrible tormenta, dejaban sus nidos y casas para mudarse temporalmente a otra ciudad flotante donde pasar la temporada hasta que la tormenta se fuera.
Era un ciclo que Steve aprendió muy bien como otras cosas. No era un Omega miedoso o que huyera de las peleas pese a que era pequeño con pequeñas alas. Algunos vecinos de su madre le decían que, de ser más fuerte, los Alfas más poderosos se batirían en duelo en el aire por el derecho de anidar con él. Sarah nada decía, siempre acicalando esas plumitas y enseñándole a su hijo como hacerlo para el día en que tuviera que hacerlo con su Alfa, porque en su corazón estaba segura que Steve encontraría una pareja que iba a hacerlo muy feliz. La tormenta se había llevado al padre de su polluelo pues era parte del grupo de guardianes que usaban los Selectores para esos casos y había decidido quedarse atrás para que su familia pudiera escapar. Justo como los Alfas deben ser. Un sacrificio que ella siempre honraría buscando lo mejor que pudiera dar para su hijo, quien apreciaba sus humildes esfuerzos mostrándose siempre firme sin claudicar, aunque algunos días se escondiera en las esquinas a llorar.
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Segundas Oportunidades
FanficSteve aprendió que todos pueden tener una segunda oportunidad para vivir, ahora que ha conocido a quien perdió esperanzas, tendrá un gran reto por delante. Una historia en honor al cumpleaños del Capitán Rogers.