Venganza... ¿Pero de qué?

Objetivo conseguido

No perdí tiempo,  así que formulé la pregunta que seguro esperaba.
-Saltamos?- le dije cogiéndola de la mano.
- No se si estoy lo bastante preparada para saltar al vacío, pero segura estoy de que si lo hago será contigo- me respondió, con lo que pensé las lesiones de la pobre inocencia.
- Eres tan encantadora tal y como eres: libre- le repuse sin dejar de clavar mi mirada en la suya, dejándome gozar de los últimos instantes de aquellos ojos azules,  profundos, reflejando un cansancio, sin que ella lo supiese- Contaré hasta tres, y daremos el mismo paso los dos,  dejándonos llevar.
- Tantas veces te he mirado, y te he sacudido,  he tentado tus labios,  he montado encima tuyo, he jugado contigo,  te he sacado las mejores sensaciones, los gemidos, suspiros, y gruñidos mas pasionales y te he hecho hacer en mi las embestidas mas salvajes, y he sabido bombardear todos tus sentidos. Pero al final has domado tú a la fiera- al decir esto último bajó la mirada para subirla uno segundos después y seguir con sus palabras tan melódicas-  Pero el gusto se acaba, el placer desaparece, la llama del sexo we extingue, los jadeos detrás de nuestros besos se los lleva el tiempo,  nuestras miradas ardientes se esconden bajo un tono grisáceo y solo quedamos nosotras,  las dos almas que vivirán juntas para un infinito inacabable.

Unas poca lágrimas recorrieron sus mejillas y las limpie sutilmente con mi dedo, para acercarme luego a ella. La cogí de la barbilla y ella me entendió a la perfección. Levantó la cabeza y sin darle tiempo a mirarme estampé  mis labios contra los suyos, con delicadeza. Rodeó sus brazos alrededor de mi cuello, y impuso mas fuerza en el beso. Con mi lengua solicité la entrada a su boca, que ella aceptó tímidamente, rozando todo contorno de mi boca lentamente,  haciendo que las malditas mariposas apareciesen en mi estómago de nuevo. Me despegué de ella, para irme a su oreja, y morderle en son de paz el lóbulo y luego susurrarle:
- Uno, dos,.... - Miré hacia delante y ella me imitó y acabé  de decir el número esperado: tres.

Entonces su mano que me apretaba con fuerzas desapareció y pude verla volar, con los brazos extendidos, siendo libre, acabando con su inocencia. Aspiré y me quede esperando asombrado ante su vuelo, como si en aquella despedid nos sobrase el tiempo. Yo la vi, su vida volaba , de pronto sus alas cayeron al abismo.
- Amor mío, tu vida se ahoga en la miel de tu alma,  tu vuelo fue solitario. Es mas fácil soñar sin que la realidad se de cuenta, cosa que aprendiste bien de mis falsas palabras, sin que lo sospeches. El "nunca más" ya es para siempre, no te preocupes, te decía todo mientras te hacia el amor duro y te dejaste llevar entre mis brazos y ahora mírate,  aun así sigues siendo libre y preciosa como te, enseñé a serlo- había hecho un buen trabajo y me sentía satisfecho, así que sin que nada pudiese borrar la sonrisa de mi rostro, salí de aquel maldito sitioz dándole las gracias al universo por deshacerme de aquella diosa con imperfecciones.