Si tan solo...

—Ma... má...— la pequeña de 4 años llamó su madre con un leve sonido que proclamaba su atención, las pequeñas manitas de la adorable niña sostenían un gran álbum de fotografías en el cual se podía leer "preparatoria" en la portada y al tener un grosor considerable la hacía tambalear al tener la mitad del peso que la chiquilla tenía convirtiendo sus pasos en un divertido baile y dejando salir una ligera risa que le provocó una sonrisa a su madre. 

—Dime, cielo.— sin apartar la mirada de los documentos que leía en ese momento acudió a la llamada de su segunda hija, la cual no dejaba de soltar pequeñas risas a causa del pequeño baile. 

—¿...te... te se to?— sonrió aún más, adoraba a su pequeña y su dificultad para hablar, sin embargo, en ese momento estaba de verdad preocupada ya que había tiempo que se había detectado una alteración en la órbita de la tierra, dando a entender que había algún intruso en el planeta tierra y que podría atacar en cualquier momento. 

—Perdona, amor, tengo que...— ¡BAM! el estruendo le causó un pequeño respingo obligandola a voltear y revisar a su niña por si algo le había pasado; lo que encontró fue a su pequeña de cabello rojizo y ojos color celeste a punto de llorar, tirada en el suelo rodeada de un montón de imágenes. —Oh, mi niña hermosa ¿te lastimaste? 

La pequeña comenzó a sobar su pequeña cabeza en señal de que el libro le había caído encima en su intento de ponerlo sobre la mesa, la Reina Serenity se agachó a tomar a su bebé en brazos para consolarla con un montón de besos y abrazos. 

—Vamos a acostarte, pequeña traviesa.— le hizo cosquillas antes de salir por la puerta de su estudio en dirección a la habitación de la pequeña. 

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Después de un largo rato de tratar de hacer dormir a su niña, se dirigió de nuevo a su estudio coincidiendo con su esposo en un momento, donde un intercambio de miradas fue todo el afecto que pudieron darse. 

Darien era el amor de su vida, eso jamás lo negaría, pero el príncipe Endymion era muy diferente a su novio de antaño; después de casarse comenzaron a construir el futuro que se les había mostrado con anterioridad por lo que trabajaban día y noche sin el más mínimo error porque cuando eso pasaba el soberano de la tierra se convertía en un ogro que se obsesionaba con el futuro anteriormente visto así que quería que todo fuera exactamente como lo vio. 

Dejando en segunda plana a su esposa y a sus hijas, dándole las migajas de tiempo y amor cuando no estaba arreglando aquí o mandando allá. 

Serenity prefería no decir nada. Ya varias veces había discutido con él pero no le escuchaba limitándose a decirle que así debía ser, así que en un momento se cansó de ello y decidió dejarlo por la paz conformándose con solamente restos de cariño. 

Ya había perdido la cuenta de cuantas veces había llorado por eso, cuantas veces se arrepentía de haber escogido ese camino solo por atarse a la expectativa que debía cumplir, cuantas veces se reprochó mil y un cosas... si tan solo hubiera tenido una salida alterna la hubiera aprovechado sin rechistar. 

Al cerrar la puerta detrás de ella, se dio cuenta que las fotografías seguían regadas en el brillante suelo y al agacharse a recogerlas se entretuvo acomodándolas y mirándolas un buen rato. Comenzaban cuando recién habían entrado a la preparatoria y todas sus amigas con ella, había muchas el día en que Darien tuvo que partir, varias con sus amigas, con sus papás, con su hermano Dani, luego comenzó a ver a nuevas personas que se incorporaban a su grupo de amigos, se vio a sí misma junto a la seria Haruka y a la hermosa Michiru, Setsuna al lado de ella como una aliada ya que no estaban siempre juntas y la peliverde era muy reservada.