Suena El Teléfono

15 1 0
                                    

Es domingo, y a las 4 de la tarde debía ir a Estación Central a buscar a Denisse. Llevábamos saliendo un par de semanas, pero no éramos una pareja seria. Estábamos "andando".

Ella me esperaba en una banca. Llevaba una polera de Batman y una falda negra. Me encantaba.

- Max, hasta que llegaste - y me besó - ¿qué plan tienes para hoy?
- Quería llevarte al Museo de Bellas Artes.
- ¿Querías? ¿Ya no?
- Nunca dije que ya no.

Tomamos el Metro hacia la estación Bellas Artes, y entramos al museo. Había una exposición nueva.

- Max, mira

Entramos a un salón oscuro, con un cuadro y un televisor antiguo que mostraba el penal de Caszely. Vimos las paredes con información de las obras, hasta que nos vimos y nos empezamos a besar. Me gustaba Denisse.

Luego nos fuimos al Cerro San Cristóbal caminando, y compramos un helado para compartir. Era vegano. Denisse es intolerante a la lactosa.

Disfruté mucho el paseo desde el museo a nuestro destino subiendo el cerro, y ya arriba llegamos a un punto ciego.

- Max, ven conmigo. - me tomó de la mano y me llevó al barandal donde veíamos todo Santiago. Costanera Center, Torre Entel, Parque Bustamante, Plaza Italia, el Río Mapocho.

- Sabes, me gustas mucho.
- También tú a mí.

Me robó el aliento con un beso largo que iba subiendo nuestra temperatura corporal y nos hacía más... ¿carnales?. Todo hasta que nos detuvimos... o nos detuvieron.

Su teléfono sonaba.

- ¿Qué pasó? - pregunté.
- Nada, no es nadie importante.

Volvimos a lo nuestro y volvió a sonar su teléfono.

- Deberías contestar, a lo mejor es importante.
- Está bien - a regañadientes.

Se alejó un poco de mí para atender el llamado, y no escuché mucho... solo unas cosas.

- Te dije, salí con Brenda... sí, estoy con ella ahora... Todd, estoy ocupada ahora. No estoy para un ataque de celos...

Hice click. Ahora entendía por qué no éramos nada serio. Soy el otro.

- Max, no era nadie importante, solo mi mamá. Ahora véngase, mi amor.
- No me digas "mi amor".
- ¿Qué?

Me quedé callado un segundo.

- Así que... ¿Todd? ¿Ahora me llamo Brenda?
- Max...
- ¿Sabes volver a tu casa?

Me sentía mal. Con el corazón roto. Cuando con Denisse tomamos diferentes caminos, me iba en el metro ocultando la tristeza. Solo pude tomar mi teléfono y llamar a mi mejor amiga.

- ¿Me puedes recibir en tu casa?

Jenna es mi mejor amiga desde hace dos años. No hay nada que no nos hayamos contado. Obvio, le conté lo que sucedió.

- Pero Max, mi bebé, de verdad me siento mal por ti.
- Pero bueno, nada que hacerle.

Solo fumaba y fumaba. Un cigarro tras otro mientras Jenna me veía con su taza de té en el balcón apuntando al mismo cerro donde me enteré de la verdad.

- Creo que no estoy hecho para el amor.
- ¿Por qué lo dices?
- Piensa en mi historial. Solo desastres. Es mi destino la soledad.
- Mira, hijo de puta, el destino es algo que ya está escrito pero ni siquiera conoces la siguiente página como para saber que eso es lo que sucederá.
- No necesito saber el destino, lo presiento.
- Nadie necesita saberlo, pero sí fluir con él. Quienes nos rompen el corazón hoy solo nos preparan para conocer a quien lo cuidará como si fuera el suyo, como también dejar en nuestras manos su propio corazón.
- ¿Y cuándo lo voy a conocer?
- Todo sucede en su momento, Max. Quizás mañana, quizás en un año... quizás ya conociste a quién será el amor de tu vida y simplemente no te has dado cuenta.

Jenna tiene razón. O sea, ahora me duele mucho, pero tiene mucha razón. El dolor que siento ahora pasará con los días y no significará nada.

Además, no necesito amor. Solo lo quiero, pero debo esperarlo. Cuando lo encuentre, sabré que estoy listo...

¿Y si quien estoy buscando es Jenna?

Detengan El MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora