Con Suavidad

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Solo tengo el recuerdo de haber tomado el metro y verla ahí. Sentada. Con quien asumo era su mamá. Nos veíamos fíjamente a por lo menos dos metros de distancia en el vagón. Pero en una estación nos tocó separarnos, y no supe nunca de ella. Ni su nombre, ni su número ni nada. Pero juro que era una de las chicas más lindas que había visto en mi puta vida.

Al cabo de unas horas, recibo una notificación de Instagram. Follow y solicitud de mensaje.

*****: Hola, ¿ibas en el metro hoy? Si no eras tú, perdón.

Ingresé a su perfil y era ella. ¿Cómo me había encontrado?

Yo: Hola, sí, soy yo haha
*****: Ay, no me había preparado para esto.
Yo: Tranquila haha, ¿puedo saber cómo me encontraste?

Después de contarme cómo me encontró, Lisa y yo hablamos durante mucho tiempo. Nos hicimos amigos inmediatamente. Había una conexión que se notaba a leguas de distancia.

Yo: Salgamos mañana, ¿te interesa?
Lisa: Acepto.

Nos juntamos en Plaza Egaña y fuimos al cine. Vimos «Once Upon A Time In Hollywood». Lo disfruté muchísimo. La disfruto. Simplemente estar con ella era suficiente. A la salida, la invité a un helado.

- ¿Me da de chocolate, por favor?

Simplemente nos sentamos en la primera banca que encontramos a comer y conversar.

- ¿Disfrutas la salida?
- Stephen, te mentiría si te dijera que no - y me regaló su sonrisa.
- Disfruto estar contigo. De verdad que lo hago.
- Yo también disfruto nuestra cita.
- ¿Así que es una cita?
- ¿Dije "cita"? Se me resbaló la lengua.

Me lanzó esa mirada coqueta que tenía en sus fotos en Instagram. Por dios, esa mirada me tenía loco. No pude evitar robarle un beso. Me lo respondió. Fue tan apasionante.

Cuando la dejé en su casa, me volvió a besar. Creo que estoy cayendo por ella.

- Gracias por nuestra "cita".
- Gracias a ti por aceptar. ¿Haces algo el sábado?
- ¿Tienes algo en mente?
- Algo se me ocurrirá.
- Bueno, un amigo tiene una fiesta. Podemos ir juntos, si quieres.
- Nada me haría más feliz.

Sábado en la noche, y la gente estúpida sobra. Quedé de ir a buscar a Lisa a las 19:30. Aparecí en su puerta de forma puntual.

- Por dios, Steph, que elegante.
- ¿Y tú? Que precioso vestido.
- Tampoco es la gran cosa.
- ¿Sabes como llegar?
- ¿Tienes para un taxi? Porque si no, yo puedo pagarlo.

Llegamos al lugar. Era una casa grande en un barrio bastante acomodado cerca de la Escuela Militar. Al llegar, un tal Neil nos recibió.

- Lisa, que bueno que llegaste. - y sonrió, para luego voltear a mí - ¿y tú eres...?
- Stephen, es un amigo.
- Mucho gusto, Neil - y le tendí la mano.
- El placer es mío, Stephen.
- Solo dime Steph.

Al parecer la fiesta era con antifaces. Al entrar, lo primero que noté era a un niño de no más de 20 años en traje llevándose todas las cervezas al segundo piso. Unos minutos dentro, todas las bocas hablaban de una tal Anne con el niño encerrados en la habitación principal. ¿Qué me importaba? Nada en absoluto.

- Steph, ven, vamos a bailar.

La pista de baile estaba llena, pero teníamos nuestro espacio definido. Pero la boca se nos secaba.

- ¿Quieres algo de beber?
- Quizás tequila.
- Esa es mi chica.

Nos robamos la botella de tequila que estaba en la mesa, y bebíamos mientras bailábamos. Parecía sacado de un video antiguo de Panic! At The Disco. Algo tenía ese tequila. Parecía suero de la verdad. No me pude contener.

- Lisa, ¿qué piensas de mí?
- Que eres un sujeto maravilloso.
- ¿Y de nosotros?
- ¿En qué sentido?
- Lisa, creo que me gustas.
- Ay, Stephen... - y sentí como toda la música se detuvo entre nosotros.

La habitación se sentía en cámara lenta y pareciera que nadie notaba lo que sucedía entre Lisa y yo.

- Es que... ¿cómo te lo explico?
- ¿Qué pasa?
- Stephen, lamento si te di otra impresión...
- ¿De qué hablas?
- Te veo solo como mi amigo.

Eso dolió.

- Déjame ver si entiendo, ¿no significó nada todo lo del otro día?
- Perdón, Stephen, solo que no estoy lista y aún no supero a mi ex.

Eso dolió más.

- Perdóname.
- Déjame en paz, Lisa - y me fui al patio. Necesitaba fumar.

Me aguanté las ganas de llorar, hasta que se me acercó alguien.

- Oye, ¿estás bien?
- Excelente.
- Se nota a kilómetros que mientes - me respondió con su acento que imagino era colombiano o venezolano - ¿quieres un cigarro?
- Acabo de fumar.
- ¿Quieres otro?
- Sí. Gracias.

Ella solo me veía mientras adentro de la casa observaba a Lisa desviando la mirada de mí.

- ¿Cómo te llamas?
- Stephen, ¿y tú?
- Mary. ¿Quieres hablar de lo que te pasa?
- Ahora no es un buen momento.
- ¿Por qué lo dices?
- Porque la chica que me rompió el corazón está adentro. Mira, sé que parece estúpido siendo que la conozco hace una semana, pero de verdad la quería.
- Mira, Steph, no es estúpido. Es algo completamente razonable. Uno no elige de quien enamorarse, ni la intensidad ni el tiempo. Es algo que simplemente sientes sin aviso.
- ¿Tú crees?
- Totalmente.
- Con ese pensamiento, debes tener un novio increíble.
- Sí... bueno, no. Se acostaba con su ex. Cuando supe, lo mandé a lavar.
- ¿Cómo se llamaba?
- Ben.
- Bueno, Mary, Ben no te merece. Seguro eres alguien increíble. Me siento mejor ahora gracias a ti. Muchas gracias.

Simplemente sonreíamos, mientras apagaba el cigarro.

- ¿Quieres entrar?
- No me siento totalmente listo.
- Puedo acompañarte aquí afuera si quieres.
- Nada me haría más feliz.

Olvidé todos mis problemas. Olvidé todos mis malestares. Olvidé todo gracias a Mary. Quisiera verla de nuevo, pero sin antifaz.

- ¿Viniste sola?
- No, con una amiga, pero al parecer fue a tener sexo con alguien. Maldita idiota, está comprometida. Yo debería tener sexo con alguien.
- ¿Quieres que...?
- No - y soltó unas risas - primero invítame a salir.
- ¿Quieres salir conmigo algún día?
- Me gustaría. Dame tu teléfono y guardo mi número para que me llames.
- Me parece excelente.

Tomó mi teléfono, anotó su número y planificamos.

- Entonces, ¿el viernes en Los Leones?
- Es una cita.
- ¿Es una cita?
- ¿Dije "cita"? - y me sonrió - se me resbaló la lengua.

Solo sonreí. Era una cita.

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⏰ Última actualización: Jun 19, 2020 ⏰

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