Capitulo 1

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     La campana sonó, marcando el final de ese tedioso día de clase. Los estudiantes salieron de las aulas, con libros y mochilas, corriendo por las escaleras como si el mismísimo Zeus estuviese detrás suyo.
     En las clases, los profesores recogían su material, liberándose por fin de sus ocupaciones como maestros.
     En un aula en concreto, un profesor miraba con hastío a los cuatro alumnos que todavía no se habían ido.

      James Yeil, J. Y para los amigos, estaba recostado en su silla, y apoyaba los pies en el pupitre de al lado.
     Liss Morgan, conocida como "Barbie", se peinaba el pelo mirándose en un mini espejo, lanzando ocasionales miradas aburridas al profesor.
     En el fondo, en la esquina, dos estudiantes se acurrucaban juntos, besándose a ratos, presas de un amorío adolescente. Las dos personas víctimas del flechazo de Cupido eran Mark Jhonson y Lucie Jane, pero os aseguro que si los mirabas en cualquier parte del día, era imposible distinguir dónde empezaba uno y acababa el otro. O, al menos, hasta las tres de la tarde, cuando cada uno se va con su familia y amigos, y no hablan hasta la noche, en la seguridad de la oscuridad de sus cuartos.

      El profesor miró el reloj con desesperación. Del aula del castigo, él parecía el más castigado, porque claro, ¿Quién querría estar encerrado en una clase con cuatro adolescentes?           Desde luego, no el señor Ellier. Pero bueno. Cuando el director es el que es, mejor no desobedecer. Cuarto de hora de absoluto silencio después, James levantó la mano.
     -Elliiii. -se quejó- Necesito ir al baño.
     -Pues te aguantas, que ya estas mayorcito.
     Ellier, como cualquier otro profesor o estudiante, preferiría estar en su casa, en la piscina, o con el aire acondicionado al máximo, y no en una clase de su colegio, con el sudor pegándole el flequillo en la frente.
     -¿Son Michael y John esos que se están pegando ahí abajo? -dijo James, lo suficientemente alto como para que lo oyera Ellier- Por que se están metiendo una buena. ¿No vas a hacer nada, Elli?
     -Si, ahora voy -se resignó Ellier con voz cansada, dejando la clase sin supervisión adulta. En cuanto se fue, James se levantó, y se puso en el medio de la clase.
     -Chicos. -anunció- Tengo una idea.
     Liss miró brevemente a James, antes de concentrarse otra vez en su pelo. Mark y Lucie siguieron besándose, como si James no existiera.
     -¡Chicos! -gritó- Escuchadme.
     -¿Que quieres, pesado? -dijo Liss.
     -Sé una manera de evitar que nuestros padres se enteren de que nos han castigado.
    -Eso me interesa- dijo Liss, inclinándose para alante en la mesa, y dejando su peine en un lado- pero...  ¿Como?
     - Pues muy fácil. Pero necesitamos colaborar todos.  Mark, Lucie, ¿os unís?
                     *********
Ellie volvió cansado, con otros dos castigados, Michael y Jhon, que tenían la cara manchada de sangre.
     -Hola- murmuró Jhon, separando ligeramente sus hinchados labios.
Michael se sentó lo más lejos que pudo de Jhon, que se sentó al lado de James.
     Tras cinco minutos de silencio solo interrumpido por Jhon y James, Ellie volvió a coger su libro, y empezó a leer. Inmediatamente, James se tiró al suelo, y empezó a convulsionar, mientras hacía ruiditos de ahogo.
     Lucie se puso en pie, y fue corriendo a su lado, y, si Ellier se hubiese fijado, podría haber visto el guiño cómplice que se mandaban.
     -¡Le está dando un ataque!- gritó espantada. Profesor, ve a enfermería y tráeme medicinas. Mark, rápido, dame agua.
     Ellier se fue corriendo a enfermería, pálido por el susto. La puerta de la clase se cerró con un chirrido.
     Liss, que se había levantado para ver todo el espectáculo se volvió a sentar, con una mirada divertida, y empezó a recoger sus cosas, es decir, un peine y un espejo.
     James, todavía en el suelo, empezó a reírse, contagiando a Jhon y a Mark. Lucie cogió el vaso que Mark había llenado de agua y se lo tiro a James en la cara, haciendo que este se dejase de reír, y un poco más tarde también Mark y Jhon.
     Liss, que era la única que ya había recogido sus cosas les miro con desprecio, pero se podía notar que estaba divertida.
     El único de la clase que no parecía encajar con el alegre ambiente era Michael, que se había quedado olvidado en una esquina.
     -¿Que a acaba de pasar?- preguntó Michael sorprendido, al ser el único que no estaba al tanto del plan.
     -Que gracias a mi, amigo mío, vamos a poder salir de aquí- dijo James, mientras se ponía de pie y hacía una teatral reverencia. Al ver la cara de shock de Michael soltó una carcajada- no te preocupes. Me puedes agradecer luego.
     Después de esto, James salió por la puerta con el resto de adolescentes, mientras un Michael todavía sorprendido les seguía por el pasillo.

Escapa, miente... Y declara ser inocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora