«Ese era el día» pensó Morisuke Yaku.
Hoy, viernes, se cumplía dos semanas desde que comenzó a recibir esas extrañas notas. La primera no la contestó, pensando que sería alguna estúpida broma de sus compañeros de clase. Luego, cuando supo que era un kouhai, tuvo curiosidad por saber quién era. Y tras la última nota... es como si lo necesitase con todas sus fuerzas. No es que le gustase o le dejase de gustar, al fin y al cabo no sabía ni quien era esa persona, aunque sí se sentía levemente atraído, tal vez. Le halagaba que alguien se tomase tantas molestias por hablar con él.
Por eso, había decidido que ese día, descubriría quien estaba detrás de esas notas. Curiosamente, las notas siempre aparecían en su pupitre tras el primer descanso, así que está vez, decidió esperar escondido en una de las esquinas. Por un momento, mientras esperaba, se permitió fantasear con esa persona que ya hacía tiempo le había robado un cachito de su ser.
« Imposible... Si es él el que entra por esa puerta creo que moriré...» Estaba pensando cuando, de repente, la puerta de la clase comenzó a abrirse lentamente. Poco a poco, como si temiese ser descubierto, una cabeza de pelo gris se asomó gradualmente. «Oh, mierda.»
Mirando a los dos lados, asegurándose que estaba solo, Lev Haiba entró despacio, caminando de puntillas y dirigiéndose al pupitre de su senpai favorito. Con mimo y rojo como un tomate, buscó entre la libreta de Yaku, esperando encontrar esa respuesta que tanto le preocupaba. Cuando no fue así, se sentó en el suelo, con la cabeza apoyada en ambas manos y mirando de forma dolida hacia las cosas de su senpai.
— Que cruel, Yaku-san...— Susurró pensando que estaba solo. A Yaku le dolió un poco el corazón, no quería verlo así de triste nunca.
— Lev, si quieres esa respuesta, vas a tener que hablar conmigo a la cara.
— ¿Eh? — Saltó, erizándose como un gato y quedándose petrificado.
— No voy a olvidar que estás ahí por mucho que dejes de moverte... ¡No eres un camaleón, gato asustadizo! — « Respira, Yaku » pensó interiormente. — Lev, ven aquí.
— Sí, senpai...
Yaku le obligó a sentarse en una silla, si iban a tener esa conversación no pensaba permitir que hubiese semejante diferencia de alturas. Lev por su parte estaba nervioso, de color rojo pasión y muy avergonzado.
— «Al menos aun no me ha pegado...»— Pensaba el más alto.
— Lev... ¿te gusto?
— ¿Eh? —
— ¡¡Lev!! —
— Lo siento, Yaku-san. Estoy muy nervioso. — Haiba continuaba sin poder mirarlo a los ojos, y eso es algo que estaba sacando de sus casillas a Yaku. Lev normalmente era intenso, decidido, atrevido y hablaba con franqueza, cosa que de normal conseguía ofender al resto. Aprovechando que ahora estaban a la misma altura, Yaku se acercó un poco, poniéndose ligeramente entre las piernas del otro y le alzó la cara con ambas manos.
— Háblame.
— Me gustas, Yaku-san, siento si esto te molesta ¡Pero gracias por contestar mis notas! Me ha hecho muy feliz. — Lo dijo con una sonrisa tan genuina que Morisuke no pudo evitar enrojecer.
— Tú también me gustas, Lev Haiba. — Susurró bajito, aún entre las piernas del otro.
— ¿¿¿EHHHHHH???
— ¡Deja de decir eso! — Yaku empezaba a desear pegarle una patada, en la zona más dolorosa.
— Pero, pero ¡Yaku-san! Nunca planee llegar hasta aquí ¿¡Eso quiere decir que somos novios!?
— Si es lo que quieres...— A Yaku no le quedó ninguna duda de que efectivamente era lo que más deseaba, cuando de forma cuidadosa, Lev colocó una mano en su cadera y la otra en su mejilla, acercándolo a él y besándolo con suavidad.
« Es curioso » No pudo evitar pensar Yaku. «Lev es siempre tan vehemente, la mayor parte del tiempo actúa por instinto, sin pensar ¿cómo puede ser tan delicado y cuidadoso ahora?»
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Notas a Yaku-san
FanficUn día Yaku Morisuke comienza a encontrar extrañas notas escondidas entre sus cosas. Al principio, pensando que es una broma, no les presta atención. Pero poco a poco irá cogiéndole cariño a su misterioso escritor "¿Quién demonios eres?" No puede e...