50 ━━━ Field trip.

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Los velados ojos celestes de Neptune Auberon brillaron.

—Aparentemente tengo que darte más crédito del que pensé —musitó de forma sombría—. ¿Como es que estás viva, Zafiro? Si todos vimos a padre...

—¿Atravesarme el pecho con una espada? Sí, bueno...

El moreno recuperó su rictus cruel y dio un paso hacia adelante, acercándose hasta donde yo me encontraba suspendida. Alzó su mano derecha en un breve movimiento lacónico y empezó a recorrer con sus dedos todo el espacio desde mi cuello hasta mi mejilla, haciendo que mi estómago se contrajera con la más genuina repugnancia. Apreté los dientes unos contra otros con demasiada fuerza y me zarandeé de un lado a otro, más sin embargo no se produjo cambio alguno.

Seguía suspendida en el aire, presa de unas pulcras cadenas casi transparentes que se adherían a mis muñecas y piernas y me impedían cualquier conato de huida. Al menos soy yo y no Vera, me repetí por enésima vez. Lo que me hizo preguntarme dónde demonios está Vera. ¿Acaso el golpe que le di para sacarla del agarre de Neptune la noqueó? Ay, no...

—Vuelve a acercar esa mano a mí y te la corto —le siseé entre dientes.

Eso lo hizo sonreír ampliamente, como si realmente hubiera disfrutado mi contestación hasta lo más profundo de su despreciable ser.

—Debe ser muy decepcionante para ti no poderte mover —contestó Neptune sin dejar de sonreírme—. Qué buena eres, mi Zafiro. ¿Sacrificarte en lugar de la niña? No vemos esas acciones todos los días, honestamente... ¿O es que acaso ya decidiste ceder tu alma? ¿Quieres estar con nosotros ahora?

—Para nada, solo vine porque me fascina que me amarren.

Neptune se carcajeó.

—De verdad eres hija de tu madre, Zafiro.

Ya ni me sorprendía, en serio. Mis niveles de resignación eran tan altos que ni yo misma me lo creía. Ya me había esperado todo esto, así que, ¿cuál era el punto en sorprenderse y mortificarse? Ninguno. Todo lo que tenía que hacer era actuar, y eso era lo venía haciendo.

Desde que dejamos a Edward con Rochelle, desde que salimos del santuario y nos encontramos con los hijos de Thanos, desde que Crystal y yo luchamos con Neptune, desde que Neptune usó a Vera como señuelo para llevarme a mí y terminamos en medio de una ovalada nave espacial que seguía su rumbo hacia quién sabe dónde. Estaba actuando en lugar de quejarme, lo cual era un enorme avance comparado a mis acciones pasadas —como cuando lo de Ultron, la guerra civil, lo de Vladimir y lo de Olympia. Donde siempre antepuse mis quejas sobre lo que en realidad estaba sucediendo. Ahora no me permitía hacerlo, porque sabía mejor que nadie lo que estaba en riesgo. Y porque ya había vivido esto una vez.

—Esa niña es única, simplemente única —suspiró—. Heredó las mismas habilidades de Amethyst, su madre, y aunque no sabe manejarse bien va por buen camino. Padre estará complacido de una adición de ese calibre a nuestra familia.

Un espasmo de frustración azota mis terminaciones nerviosas y doy una sacudida a las cadenas.

—Aléjate de Vera o te juro que...

—¿Por qué crees que terminará diferente? —me interrumpe lentamente—. No puedes ganarme, Zafiro. Te lo he demostrado dos veces. Yo puedo prever todos tus movimientos antes de que los pienses, no eres rival para mí. Por magnífica que seas...

Me lanzó una mirada totalmente desinhibida y me estremecí.

—Y ese pintoresco hechicero que tiene la gema tampoco se compara a Maw —prosiguió con un leve encogimiento de hombros—. Ambos están solos aquí, y cuando terminemos con los dos, Maw se reunirá con padre en Titán y yo podré volver a buscar a Vera.

sapphire ▸ tony starkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora