Capítulo 4

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El día era un poco más frío de lo que solía a esa hora.

Pasaban treinta minutos de las tres de la tarde cuando Wonwoo caminaba en soledad por las calles del centro de la ciudad. Su cuerpo parecía estar resintiendo más de lo normal la fría brisa, y un ligero dolor de cabeza no le dejaba sentirse completamente bien; pero suponía que se debía a no haber dormido casi nada la noche anterior.

Nueve días habían transcurrido desde la noche de navidad. Año nuevo había pasado sin pena ni gloria algunos, y ahora comenzaba un nuevo calendario sin la compañía de su esposo, quien había decidido que esas fechas eran un buen momento para hacer viajes de negocios. Aunque el moreno estaba enterado de que en realidad sus vacaciones en la empresa continuaban, y esas ganas de salir de la ciudad eran pura y netamente ocasionadas por la molestia que se había sembrado en JeongHan al no haber sido visitado por Mingyu como debería en tanto tiempo.

Se preguntaba si ese chico podría comprender la forma en que él se sentía. Lo duro que el abandono era, lo desmoralizador que resultaba esperar pacientemente a la persona a la que amas, sólo para saber que no la verás llegar, por mucho que las horas transcurran.

Pero no pensaba que fuera así. El ángel tenía toda la atención de Mingyu incluso si no se encontraban. El castaño apenas se despegaba de su teléfono y siempre atendía llamadas que resultaban ser demasiado privadas como para ser escuchadas por los oídos de Wonwoo, así que se alejaba de él si era que llegaban a encontrarse en el mismo punto de la casa para poder hablar todo lo que quisiera con el rubio.

Wonwoo se disponía a volver a esa solitaria casa para revisar el correo, esperando encontrar algo más que las facturas y publicidad usuales, antes de que su visión comenzara a volverse borrosa, incluso cuando tenía los anteojos puestos.

Se detuvo en seco para evitar tambalear en su camino y tomó el teléfono, llamando a JiHoon. Tal vez volver a casa solo no sería posible, pues el malestar que sentía al despertar parecía haberse acrecentado en tan sólo unas horas. Pensaba que era una suerte que hubiera decidido no conducir hasta ahí, pero tampoco se sentía capaz de poder tomar el transporte de nuevo.

—JiHoon —dijo Wonwoo con voz débil, incluso antes de que el pelirrojo tuviera oportunidad de hablar.

...

Un apresurado SeungCheol entró en la recepción del hospital, mirando en todas direcciones hasta que localizó la sala de espera, donde encontró a su preocupado novio sentado en una de las tantas sillas dispuestas ahí.

Se acercó a él inmediatamente, y JiHoon no dudó en aceptar el abrazo que éste le ofrecía, suspirando por al fin tener compañía en ese lúgubre lugar.

—¿Qué sucedió? —quiso saber el mayor, mientras mantenía a JiHoon entre sus brazos.

—No lo sé, Wonwoo me llamó pero sólo lo escuché decir mi nombre; parecía asustado. Escuché caos, pero él no decía nada, hasta que alguien tomó su teléfono. Supongo que notó que tenía una llamada en curso y me dijo que él se había desmayado mientras caminaba por el centro y que la ambulancia estaba en camino —explicó el pelirrojo, volviendo a sentarse, esta vez SeungCheol estrechándolo para reconfortarle—. Vine tan rápido como pude, pero no me han dicho nada.

—¿Y Mingyu? —cuestionó SeungCheol, sintiendo el cuerpo del menor tensarse ligeramente.

—Está en un viaje de negocios. No lo sabe todavía.

El mayor buscó la mirada de su novio, queriendo encontrar una explicación para que no hubiera llamado aún al esposo de su amigo. Wonwoo estaba en el hospital, no era algo que pudiera esperar para comunicar.

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