Sábado 20, Julio

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Aroa, una chica de solo 13 años se encontraba en su habitación como siempre, recostada en su cama mientras checaba su teléfono.

Una presión en su pecho la atormentaba desde hace varios meses, pero de hace dos semanas para acá se ha vuelto más fuerte y le ataca todos los días.

Mientras veía publicaciones en Facebook, esperando algo que le llamase la atención sus pensamientos no la dejaban estar en paz. No sabía cómo llamarles, pues no quería parecer boba diciendo que tenía depresión o algo así, puesto que veía muy seguido burlas hacia personas con ese problema, y a ella le importaba demasiado la opinión de los demás.

-Aroa, hija, ¿No vas a comer?- Preguntó algo preocupada su mamá, pues eran las 4:27 y no había comido aún.

-No tengo hambre mami, gracias- Le contestó.

-Tienes todo el día ahí en tu cuarto echada, vente para la sala, sabes que no me gusta que estés acá encerrada- Le regañó.

-Si, ya voy- Dijo para después buscar sus sandalias y salir de su habitación junto con su teléfono.

Se sentó en un sillón y abrió YouTube para ver la coreografía de la nueva canción de uno de sus grupos favoritos, -Otra vez tu música cochina, todas esas canciones suenan igual- Le dijo su mamá. Aroa no usa audífonos puesto que una de sus compañeras se los pisó y rompió después de saber que los audífonos color coral fuerte eran de ella. Por su parte no hubo respuesta hacia su madre, pues sabe bien que ella no le va a prestar atención si le explica el por qué escucha esas canciones.

El teléfono se le estaba descargando, tenía 3% de batería, fue rápido a cargarlo en su habitación y se sentó nuevamente en su cama. Se quedó ida en sus pensamientos mientras tenía una cara sumamente seria y las lágrimas le recorrían las mejillas, una tras otra. Se acostó y se quedó dormida, tal como en la noche anterior.

Despertó tarde, sin ánimos, con todavía esa estúpida presión en el pecho que no la dejaba en paz. Ahora también le dolía el estómago, mas no tenía hambre. Se levantó dejando sus pies colgando de la cama y permaneció así unos cuántos minutos viendo hacia la nada, hasta que su padre se asomó al cuarto a ver si seguía dormida.

-¿Y eso, bella durmiente?- Exclamó el mayor

-No sé, estaba cansanda, supongo- Fue su respuesta

-Ya ven a cenar

-No tengo hambre

-Pero tienes que comer algo, si no te vas a enfermar, ándale, ven

Aroa se paró y camino a la sala, se sentó y tomó una rebanada de pizza. Aunque fuera su favorita, ese día no le encontró sabor alguno, le perdió el gusto. Terminó y volvió rápidamente a su recámara para volver a dormir.

A las 23:05 me desperté un tanto alterada sin saber por qué. Revisé mi teléfono, y me puse a chatear, pues ya no tenía sueño. Intentaba hablar con alguien y me respondían secos, o me dejaban en visto ¿Qué había hecho? ¿Acaso fui grosera con ellos? No entiendo.

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⏰ Última actualización: Jul 21, 2019 ⏰

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