El sonido de la lluvia repiqueteando contra el suelo acompañaba las voces animadas de cuatro preadolescentes, que volvían a sus casas mientras charlaban de sus ideas respecto a la última clase de ciencias del año. El chico más mayor, que llevaba la mochila colgada de un solo hombro y la sonrisa de lado se percató de que un trío de adolescentes, claramente más mayores, más fuertes y más imbéciles que ellos, se acercaban a paso rápido, riendo roncamente, su sonrisa se borró al distinguir al chico más alto, el hermano de Sabrina, una de sus mejores amigas, que al verle acercarse frunció el ceño, parándose en seco.
-¡Hombre, hermanita!.-Gritó el chico de ojos verdes una vez estuvo a escasos centímetros de la banda de amigos.- ¿Cuántas veces te debo haber dicho que no te juntes con los pringados?.-Preguntó bajando el volumen de voz, pero asegurándose que sus amigos y los chicos a los que había llamado pringados escuchasen lo que acababa de decir.
-No sé, demasiadas veces, Jacob. ¿Y cuántas veces he hecho caso a tus estúpidos consejos de popularidad?.-Contestó Sabrina, con una sonrisa de autosuficiencia, echando su pelo rubio hacia atrás.- Y ahora déjanos en paz, ¿no querrás que te vean con la "plebe", no?.-Dijo a sabiendas de que su hermano se estaba empezando a enfadar.
-¿De verdad prefieres estar con los frikis?.-Preguntó el mejor amigo de su hermano, Boris, todos lo conocían: "Boris... es tan guapo...".-Decían al verle pasar, pero carecía de neuronas útiles.- No lo entiendo.
-Ya, Boris, no es que suelas entender mucha cosa normalmente, imagínate si hablas con alguien inteligente...-Una voz dulce pero plagada de amargura se oyó desde el final de la corta calle. Los tres amigos de Sabrina empezaban a estar nerviosos, miraban la situación expectantes, como si no tuviesen nada que ver con eso, aunque con la tensión de que en cualquier momento tendrían que salir corriendo. Antes de que todos se giraran para ver de quien era la voz, Josh, un chico pálido, de ojos azules y con pecas repartidas por el rostro, ya sabía a la perfección de quien era la voz, pues la conocía bien, su hermana, la pardilla, la rara... pero la lista, la valiente. La justiciera. Grace. La cual se acercó a paso lento, hasta quedar delante de los niños, ella era una adolescente de dieciséis años recién cumplidos, ojos azules y profundos, pelo largo, ondulado, cobrizo.... y labios carnosos pintados con un color rojo intenso.- ¿Os lo pasáis bien molestando a niños de apenas trece años?.-Preguntó clavando su mirada ácida en Jacob, que la miró con los ojos entrecerrados y una sonrisa traviesa.
-¿Perdona? ¿La más pringada de clase se atreve a dirigirse a nosotros?.-Preguntó dando un paso hacia ella, pretendiendo intimidarla, pero Grace no apartó su mirada.- No puedes hablarnos...
- ¿Ah, no?-Preguntó con tono descarado.- Mira, Jake, escúchame bien.-Jacob la miraba como si estuviese loca, y para ser sinceros un poco si que lo estaba, por hablarle así a alguien como él.
-Jacob.-La corrigió, pero ella lo sabía bien, perfectamente, pero poco le importaba su nombre, el chico de ojos verdes había empezado a ponerse nervioso, sin saber si era porque le viesen con esa panda de idiotas o por la mirada fija de Grace que examinaba sus ojos verdes una y otra vez.
-Ya... ¿Por qué tratas a la gente así, eh?.-Preguntó pero nadie contestó.- ¿De pequeño se metían contigo por no ser lo suficientemente "macho"? ¿Sabes qué? Sí, estoy segura de eso, pero madura, que ya tienes una edad.-Jacob escondió una sonrisa, y solo entreabrió los labios con sorpresa, mirando de arriba a bajo a Grace, que se había girado hacia los amigos de su hermano.- ¿Chicos, nos vamos? Yo también voy para casa, os acompaño.-Dijo con una sonrisa de satisfacción al no oír ni una sola queja por parte de Jacob. Todos asintieron con rapidez, queriendo salir de esa situación.- Bueno, Jake...-Espetó volviendo a repetir ese nombre.- Epi y Blas aunque ojalá no tuviésemos que volvernos a ver, supongo que tendremos que hacerlo el año que viene así que hasta entonces. Buen verano.-Dejando las palabras aún en el aire se marchó con los tres amigos de su hermano y el propio Josh.
Boris y Kelvin, a los que Grace había llamado Epi y Blas se habían quedado parados, mirándose entre sí, con una ceja levantada, en cambio, Jacob sonreía mientras veía como caminaba, dándole la espalda, era la primera chica que le plantaba cara y eso le había sorprendido, mucho además.
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Again
Ficção CientíficaEn el 93, en una pequeño pueblo del estado de California sucesos extraños comienzan a azotar el pueblo, haciendo añicos su paz y tranquilidad, transformando todo lo seguro y cálido en desconocido, haciendo de la traición un simple acompañamiento de...