Camaradas.

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Ese día Shigaraki se levantó de malas, después de todo sería el primer día de su castigo.
Las primeras clases del día transcurrieron de manera normal, los profesores ya comenzaban a dejar una gran carga de trabajo que a Shigaraki no le podría importar menos, de todos modos no haría nada. Tristemente aunque siempre salía bien en los exámenes, las faltas e incumplimientos eran lo que lo afectaban.
A la hora del almuerzo, Shigaraki buscó el lugar más alejado de los demás, no tenía la intención de hacer amigos o algo así, así que simplemente jugaba en su teléfono mientras se comía una sopa maruchan.
Después de unos instantes una extraña chica se le acercó y simplemente se limitó a observarlo.

–Toma una foto, durará más– dijo Shigaraki esperando saber qué buscaba la chica.
–Eres nuevo aquí, ¿cierto? –dijo la chica con una gran sonrisa y rubor en su rostro.
–Ese no es asunto tuyo.– Shigaraki solo quería que ella se fuera de ahí.
–¡Magne, Jin, Atsuhiro, vengan a sentarse aquí!– la extraña chica gritó a una mesa que estaba cerca.
Claramente la joven no era capaz de captar una señal y ahora Shigaraki se encontraba rodeado de gente que no conocía y no quería conocer.
–Yo soy Himiko Toga; ella es Magne; él es Jin, aunque lo puedes llamar Twice; y él es Atsuhiro, aunque lo puedes llamar Mr. Compress. ¿Tú cómo te llamas?– El grupo de individuos poseía en sus bandejas una gran variedad de alimentos en una cantidad exagerada, y parecían sacados de un circo, Twice llevaba puesta una ¿máscara?
En fin, Shigaraki se veía en una situación en la que tendría que convivir con esas personas, podría simplemente irse, pero tal vez tener unos camaradas no sería tan malo.

–Mi nombre es Shigaraki Tomura–
—¿Solo eso comerás?—Preguntó Magne muy impresionada al ver la sopa maruchan de Shigaraki.
—Ehh... sí, usualmente no tengo mucha hambre. —respondió Tomura dispuesto a comer, pero no sabía que sería bombardeado con una serie de preguntas infinitas.
Explicó su situación de forma general, que vivía con Kurogiri, una especie de niñera, que se había mudado mucho, entre otras cosas.
–¿Tienes novia?– preguntó Toga repentinamente, antes de que Shigaraki pudiera responder, ella continuó– tal vez te pueda presentar a alguien, conozco a muchas...
–Sí– de pronto la interrumpió Shigaraki– tengo novia.
Evidentemente era una mentira, pero no quería que Toga siguiera con el asunto y mucho menos que le buscara a alguien. Todos parecían sorprendidos y la premisa solo abrió paso a una nueva ronda de preguntas.
—¿Y ella donde vive?—.
—En la ciudad en la que viví anteriormente.—
—¿Se ven seguido?¿cómo se mantienen en contacto?—.
—De vez en cuando y por llamadas.—
—¿Es de nuestra edad?¿Es bonita?—.
—Sí y... eh... sí.— Antes de que el interrogatorio de esta novia totalmente ficticia continuara, Shigaraki buscó cambiar rápidamente de tema, y no se le ocurrió más que contarles de su castigo.
—Vaya, eso sí estuvo muy feo, qué injusto— dijo Toga.
—¡Es horrible!—Exclamó Twice jalando de su máscara— ¡Es genial!— dijo al instante contradiciéndose.
—Bueno, el profesor Dabi no está mal, por lo menos podrás aprovechar el tiempo para apreciarlo.— dijo Magne mirando al vacío perdida, probablemente imaginando a Dabi en alguna situación indecorosa.
El resto del almuerzo los demás hablaron más que Tomura, contaron sus propias historias y rieron.
Aunque él no participó mucho, esto era muy, pero muy extraño para Shigaraki puesto que él no era una persona que tuviera amigos o personas con las cuales charlar.
Después de unos cuantos minutos la campana sonó y todos se dirigieron a clase.
Fue entonces que la realidad golpeó a Shigaraki  de nuevo y recordó que en unas pocas horas afrontaría su castigo. ¿Qué tendría que hacer? Tal vez Dabi tenía un calabozo donde lo torturaría o lo obligaría a hacer trabajos arduos como un esclavo, fuese lo que fuere, Shigaraki estuvo muy nervioso las últimas horas antes de su castigo hasta que finalmente la hora llegó.
Shigaraki llegó puntual al salón de física donde Dabi se encontraba en su escritorio revisando unos papeles, en cuanto Shigaraki abrió la puerta Dabi levantó la vista.

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