Epílogo.

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Lo suyo ya no era un secreto, al menos no del todo.

Sus compañeras habían confirmado su relación y, para sorpresa de ambas, las aceptaron con la misma facilidad que Soyeon, aunque cuando les dieron la noticia les costó reaccionar y hasta creyeron que podía tratarse de una especie de broma.

Ahora sólo faltaban sus familias, cosa que les aterraba a ambas. No era lo mismo sus amigas-compañeras, mujeres de más o menos sus mismas edades que tenían una mentalidad más abierta y tolerante que sus padres, una generación anterior con ideales más apegados a las creencias populares que promovían muchas religiones en su contra.

Shuhua mordía sus uñas mientras oía impaciente el pitido en su celular, indicando que estaba llamando. No sabía qué le daba más ansiedad, que parecía que su madre se tomaba todo el tiempo del mundo para contestarle o pensar en cómo lidiaría con ella cuando le respondiera.

Oyó la suave voz de la mujer pronunciar su nombre en forma de saludo, obligándola a reaccionar.

—H-hola, mamá. —su voz sonaba tímida, algo inusual en ella a menos que estuviese nerviosa, y vaya que lo estaba.

—¿Qué sucede, pequeña?

—Iré a visitarlos. —dijo un poco más tranquila.

Ya habían terminado con las promociones de su segundo mini álbum y habían acabado sus presentaciones tras su comeback, por lo que tenían un poco de tiempo libre antes de volver con una nueva canción. Tanto Soojin como Shuhua pensaron que era la oportunidad perfecta para dar ese paso.

—¡Eso es genial, cariño! —Exclamó la señora Yeh, realmente extrañaba a su pequeña.

—Hay algo más.

—¿Qué, cariño?

Hubo una pequeña pausa, un silencio en el que la menor intentaba armarse de valor y en el que impacientaba un poco a su progenitora. —Llevaré a mi pareja, quiero que le conozcan.

Esta vez quien se quedó en silencio fue su madre, sabía que en el contrato de su hija no le permitían tener relaciones románicas, y que de tenerlas por poco debían camuflarse cada vez que quisieran salir. Conociendo a su hija, suponía que no duraría mucho en algo así.

—Vaya, eso es nuevo. —Comentó la mujer, soltando una suave risa. —¿Cómo es él?

Él. Shuhua sintió una fuerte presión en su pecho. —Prefiero que sea sorpresa, que tengan su propia primera impresión.

—Esta bien, pequeña. Le comentaré a tu padre.

(...)

Shuhua y Soojin se vieron obligadas a vestir de la forma más camuflada posible, incluyendo un cubre bocas para evitar que las reconocieran.

Su viaje hasta Taiwán fue algo incómodo, ya que iban preocupadas en pasar desapercibidas.

Al llegar al país natal de la menor ambas se sintieron más aliviadas, ya no sentían la presión de que posiblemente alguien las reconociera y en base a eso empezaran los rumores. Pero no fue hasta que llegaron a la casa de los Yeh que se animaron a quitarse el cubre bocas.

Shuhua se quedó mirando la puerta por un momento, cuando hablaron sobre contarles a sus familias su relación la menor propuso que primero fueran con sus padres, ya que notaba a simple vista lo difícil que era para Soojin. Sin embargo ahora que estaba ahí sentía como si le hubieran tirado un balde de agua helada, haciendo que cobrara consciencia de la situación y poco a poco se volviera más nervios que persona.

Su novia, al percatarse de esto, tomó su mano. Le dio un suave apretón como muestra de apoyo, al cual la pelinegra respondió con un asentimiento de cabeza.

Suspiró pesadamente, recuperando el valor que creía perdido hace un momento atrás para tocar el timbre. Inmediatamente oyeron pasos, lo que hizo que Shuhua, inconscientemente, sostuviera la mano de Soojin con más fuerza.

La puerta fue abierta, dejando a la vista a un matrimonio adulto. Ambos sonreían entusiastas, ya que desde un principio sabían que se trataba de su pequeña.

Poco a poco sus expresiones fueron cambiaron, pasando de la felicidad absoluta a la sorpresa tras percatarse de la presencia de Soojin. Tanto la señora como el señor Yeh inspeccionaron con la mirada a la compañera de Shuhua, sólo necesitaron ver sus manos para entender qué sucedía.

—Bueno, eso explica muchas cosas. —su madre rió con suavidad y su padre le siguió.

—¿Van a quedarse ahí o van a pasar? —Dijo el señor Yeh con simpatía, antes de hacerse a un lado con su esposa para dejarles libre la entrada.

Ambas jóvenes rieron con algo de nerviosismo, se sentían algo tontas por haber esperado lo peor.

surprise uwu

𝑀𝐴𝑍𝐸.        ◜(g) i-dle, Shuhua x Soojin.◞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora