« CAPITULO 3 »

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   "AL DESPERTAR, SOLO SENTÍ LA OSCURIDAD DE LAS SOMBRAS QUE ME ABANDONAN"





  Fue como despertar de un sueño del que creíste jamás poder escapar, pero este no fue acogedor. Lo primero que sintió al despertar fue claustrofobia, se sentía prisionera, que el aire era pesado, denso. Al abrir sus ojos se arrepintió por la arena que entró en ellos, provocando que soltara un quejido en forma de queja. Al querer subir la mano esta choco con algo, dejándola inmovilizada. Gruñó molesta, intentando volver a moverse, pero su cuerpo se encontraba trabado entre cuatro paredes. Parecía que la habían enterrado viva, pero eso es imposible. Nadie se atrevería a hacerle eso a su faraón.

Esta vez resistió las ganas de abrir los ojos, pero no era tonta como para no adivinar que estaba a oscuras. Las sombras se extendían a su alrededor, envolviéndola de una forma inquietante.

Prestando atención a sus otros sentidos pudo oír voces afuera de su prisión, aunque al parecer debían estar muy lejos ya que no logró comprender ni una palabra de lo que hablaban. Se mordió el interior de la mejilla para tratar de calcular si era conveniente gritar para que la sacaran de allí o quedarse callada. Después de todo, no sabía quienes eran esas personas, lo último que recordaba antes de perder la conciencia era que estaba muy enferma, pero, ¿después? Todo es muy confuso.

Por entre sus párpados cerrados pudo ver cómo un poco de luz se asomaba, así que estiró una mano para abrir esa pequeña puerta que había quedado a la mitad. Se escuchó un golpe fuerte cuando la tapa impactó contra el piso.

Entonces, ¿si estoy enterrada viva? ¿Qué pasó mientras no estaba consciente?

El cosquilleo que le recorría la piel le confirmó sus sospechas, las vendas le cubrían cada zona de su cuerpo. Podía sentir como estas envolvían cada parte de sus extremidades desnudas, provocando un sentimiento desagradable que le erizaba los pelos de la nuca.

-¿Qué significa esto? Quítenme esto ahora mismo.

No se apartó ni sorprendió cuando sintió que alguien la ayudó a sacarse las vendas del rostro, ya que lo más seguro es que no tendría ropa, tendría que esperar que le trajeran algo para poder vestirse decentemente.

Entrecerró los ojos apenas la luz le dio directa, era más fuerte de lo que estaba acostumbrada. Como si tuviera una fogata delante de sus ojos, o talvez como mirar al sol a los ojos, era más brillante que Ra.*

Ladeó la cabeza con los ojos entrecerrados tratando de acostumbrar su visión. Cuando las luces en su visión desaparecieron se atrevió a mirar mejor a su alrededor

Ahkme, que miraba a Anabella con curiosidad y en cierta forma lastima, estaba a punto de hablar cuando se vio interrumpido por Larry.

-¿Cómo van las cosas? -le pregunto mirando a la joven delante suyo. Se le notaba un poco ansioso, aunque no sabría decirse si era por la nueva inquilina o por otras razones. Esta le dedico una mirada confundida, como si tratara de entender algo.

-A diferencia de mi, parece que ella no sabe otro idioma aparte del suyo natal. -cercioro Akhme, no solo dirigiéndose a Larry, sino también a todos los presentes.

-Entonces no podremos comunicarnos con ella -dijo el ex presidente de los Estados Unidos, más que una pregunta fue una afirmación.

Si alguien iba a hablar, todos se quedaron callados cuando Anabella se movió para salirse del féretro. Era imposible no poder apartar la mirada de una mujer únicamente tapada con vendajes. Cuyas curvas se veían resaltadas, y sus ojos brillaban como las estrellas al anochecer.

Las historias son verdaderas, le paso por la mente a Akhmenrah que parecía ser el único que sabía algo de ella.

-¿Quiénes son ustedes y en qué idioma extraño están hablando? -pregunta, cruzando los brazos sobre el pecho.

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⏰ Última actualización: Jul 08, 2019 ⏰

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El Despertar (Ahkmenrah)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora