1-

204 7 1
                                    

El frío de uno de unos barrios mas céntricos de Manchester era notorio a esta época del año, y más si la lluvia acompañaba todos y cada uno de los días que comportaba Noviembre. Me dentre por el callejón que daba a la avenida principal, intentando cubrirme por los pequeños balcones de los edificios, intentando resguardarme de la lluvia. Crucé la calle lo mas rápido posible y me adentré en la gran biblioteca de la ciudad. Adoraba esa biblioteca, había miles por toda la ciudad, pero la arquitectura neoclásica tradicional de esta, hacía que me quedara asombrada de todos los rincones que esta tenía.

Subí hasta la segunda planta, admirando una vez mas las escaleras de piedra construidas sobre los años cuarenta, algo modificadas por el paso de los años. Travesé la puerta de cristal que daba a la sala donde había toda una inmensidad de libros. Me acerqué a una de las muchas estanterías que se encontraban ahí, intentando encontrar el libro que llevaba meses buscando. Me puse a buscar haciéndome referéncia con las pequeñas etiquetas que ponían en el lomo de todos los libros. Seguía buscando en la inmensa estantería, cuando oí varias veces a alguien maldecir silenciosamente. Una figura de más de metro ochenta se encontraba a escasos metros de mi. Me tomé la libertad de mirarle detenidamente. Aquel chico no superaría los 20, su pelo rubio se escondía debajo de un beanie gris claro, acompañado de una chaqueta negra con toques en polipiel por los antebrazos y por los hombros. Los pantalones negros ajustados hacían verle el doble de alto que ya era, acompañado de unas vans totalmente negras que tenían pinta de estar ya un poco viejas. Su perfil dejaba mostrar unas pestañas similares al color de su pelo, su nariz era pequeña pero respingona, lo que le daba un toque infantil a toda su apariencia. Finalmente vi como para mostrar su fustración al no encontrar lo que estaba buscando, se mordía el labio inferior, el cual llevaba justo a un pequeño aro negro.

-Necesitas ayuda?-Su ojos se pusieron ante mi, mirándome detenidamente.

-Si. No encuentro un maldito libro.-Dijo bufando al final de la frase.

-Cual buscas?-Dije acercándome a donde el estaba.

-El libro rojo de Mao.-Dijo lentamente, como si intentase recordar el título del libro.

-Claro, por que tu lo estás buscando por el nombre del libro, cuando en las bibliotecas se colocan por el nombre del autor.-Dije mostrándole una pequeña sonrisa.

-Vale, por eso no lo encontraba.-Dijo mostrando una mueca y rascándose la nuca.-Mierda, no se el escritor.

-Tranquilo, fue El Gran Timotel quién lo escribió. Mira, es este.-Dije leyendo la etiqueta del lomo del libro el cual se encontraba en una de las esquinas de la estanteria y luego se lo entregé.

-Trabajas aquí?-Dijo después de mostrarme una sonrisa en señal de agredecimiento.

-Oh no, venía en busca de un libro. El cual no encuentro, debe de haberlo cogido alguien.-Dije dando un último vistazo.

-Como se llama el libro?-Dijo ese chico sin apartar la mirada de mi.

-El diario de Ana Frank. Y la autora es ella misma.-Dije concentrada leyendo las etiquetas.

-Es ese?-Dijo el chico señalando un libro pequeño que estaba en lo alto de la estantería, la cual ni había llegado a mirar. Se podía leer perfectamente el nombre de la autora y el título del libro en el lomo. Afirmé con la cabeza, y ese chico levantó el brazo, finalmente alcanzando el pequeño libro.

-Ten.-Dijo entregándomelo. Me fije en sus ojos, que eran tremendamente azules, los cuales no podían compararse con mis típicos y corrientes ojos marrones. Bajamos hasta la planta de abajo en silencio, el iba detrás de mi y podía oir como tecleaba cosas en el móvil que sujetaba en su mano derecha, mientras que con la otra sujetaba su libro.

Dirigí mi mirada a la gran puerta de madera que daba a ver la calle. Vi que la lluvia había cesado, así que me dispuse a irme rapido hacia mi casa antes de que me volviera a pillar la lluvia. Me di el placer de girarme de nuevo para contemplar por última vez a ese chico, el cual estaba a varios metros de mi, dándome la espalda, hablando por su teléfono. Se le veía entretenido, así que empecé a caminar.

Me aferré al pequeño libro, intentando no notar el frío invernal. El abrigo color caqui que llegaba hasta mi rodilla y el gorro de lana grisáceo no hacían lo suficiente, pero si el mayor del trabajo. Iba a tomar la primera esquina de la calle principal, hasta que oí algo que hizo darme la vuelta.

-Perdona!-Vi como el chico rubio se acercaba rápidamente hasta donde yo estaba, plantándose en frente de mi cogiendo un poco de aire.-Te apetecería ir a tomar algo? Conozco una cafetería al final de esta calle que está genial.

-Me estás invitando a tomar algo?-Dije asombrada.

-Te lo debo, me has ayudado a encontrar el libro.-Dijo poniendo las manos en sus bolsillos.

-Bueno, teoricamente yo te he ayudado a encontrar el tuyo y tu me has ayudado a mi a encontrar el mío, así que no creo que me debas nada.-Dije soltando una pequeña sonrisa al final.

-Vas a hacerme inventarme una estúpida escusa para invitarte a tomar un chocolate caliente?-Dijo levantando la mirada del suelo.

-Y si no eres de fiar? No se ni tu nombre.-Dije entrecerrando los ojos intentando hacerme la interesante.

-Soy de fiar, absolutamente.-Dijo subiendo las dos manos en señal de protesta.-Y me llamo Luke, Luke Hemmings.-Dijo mordiéndose el labio inferior, haciendo que me fijara de nuevo en ese pequeño aro negro.

-Esta bien, acepto.-Dije dándome la vuelta y empezando a andar. Oí como Luke se acercaba rápidamente hasta quedar a mi lado.

-Y tu?

-Yo que?-Dije mirándole apretando mis labios.

-Tu nombre.

-Oh no, he aceptado a ir a tomar algo contigo, no he dicho que vaya a decirte mi nombre.-Dije mirándole para después poner mi vista al frente, viendo de reojo como Luke soltaba una pequeña sonrisa de lado.

Snowflake.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora