[RusMex] En nombre de los caidos.

Capitulo 1 - II.

A pesar de que su estado le había dado una mirada de desaprobación y tuvieron una discusión por unos momentos logró convencer al estado para que aceptara su petición. De esta forma México volvió a su hogar para preparar sus cosas para tal viaje, durante el camino perdió al águila a la que dio instrucciones para seguir a sus estados -y le rezaba a la virgencita que el águila fuera capaz de entender- para luego volver con las noticias de cómo se encontraban sus estados.

Entró a su hogar improvisado nuevamente y comenzó a, recolectar sus objetos que fuera a necesitar en su viaje. Encontró una botella con bastante tequila y comenzó a beberlo para vaciar la botella -Ni loco derramaría el contenido- pasado el décimo trago ya no recordaba muy bien que paso. De todas formas, volvió a, levantarse de su cama. Del piso más bien, pero con lo pequeña y precaria que era su casa le valía fácil cualquier parte como cama.

No le dolía nada la cabeza y sonrió con un poco de sorna. Morir hace sus buenos años ya le habían valido para emborracharse y no sufrir de resaca, actualmente tenía la complexión y la pinta de un adulto joven, muy joven, como de 19 años si pudiéramos traducirlo a edad humana. Vio otra botella y le dio un sorbo, pero solo ese sorbo. La miro y la volvió a dejar en su lugar mientras tomaba la vacía y la dejaba encima de la improvisada mesa.

"Gringo culero" Pensó para sus adentros. Fue afuera y comenzó a sacar de lo que creía que necesitaría para su viaje. Fue rodeando la casa hasta llegar a un cacharro de metal cubierto por una tela gigante, levanto un poco aquel trozo de tela para descubrir el ala de un avión que lucía más como una avioneta pequeña. Se subió al ala y comenzó a destapar casi todo lo que sería la cabina, abrió el cristal que cubría la parte de arriba y se acomodó en el asiento, le habría gustado tener aquel caza para ir y volver pero ni siquiera estaban retomando la extracción de petróleo para echarlo a andar.

Rebuscó debajo del asiento para encontrar un bolso que parecía más una mochila gigante. Una mochila militar más que nada, al tirar de esta misma cayeron un gorro y una chaqueta de cuero inspeccionó el gorro y lo dejo de donde salió. Tomó la chaqueta, era de cuero café, tenía un par de logos al costado de los brazos, uno eran tres triángulos del color de su bandera, seguido abajo tenía la hoz comunista y finalmente una bandera de USA.

Sintió las ganas de arrancar la bandera del gordo aquel de la chaqueta que tenía en las manos, sin embargo era lo único que quedaba de aquellos tiempos, era lo último que quedaba del viejo México. Doblo la chaqueta y trato de guardarla en la mochila mientras estaba sentado en la diminuta cabina, le dio una patada sin querer a lo que vendría a ser la cajonera del avión y de esta salió un impresionante mar de papeles.

Comenzó a moverse tratando de salir cuando entre el mar amarillento que había dejado vio algo que tenía un poco de color. Lo recogió con sumo cuidado, como si fuera a desvanecerse de entre sus propios dedos y vio la foto. El comunista y sus tres hijos. Tenía una pequeña frase escrita en ruso "Querido México" el latino se quedó mirando el papel y nuevamente con cuidado vio el reverso, vio la escritura de un niño que estaba practicando su propio idioma.

"Querido tío México

¿Como ha estado? espero que bien, mi padre dice que no me preocupe pero me da igual. Quería escribirle porque estraño esas comidas raras que hace ustd ¡y estraño incluso más los dulces! En especial lo de esa plnta de tanal...

Mi hermanita Bielorrusia y mi hermano Ucrania también preguntan por ustd, dice que estraña las trensas que le hasia y Ucrania estraña el como le enseñaba español.

Realmente queremos todos jugar a perseguirnos como nos enseño ustd. Vuelva pronto porfavor."

En la parte de abajo estaba firmado por un casi ilegible "Rusia", sin embargo con las faltas ortográficas no es que fuera fácil leer la carta tampoco, si el ruso ya era un idioma complicado, el ruso con falta de ortografías era un dolor de cabeza. Dobló la foto con suavidad y la guardó en la mochila, pasando la vista por última vez comenzó a inspeccionar las cartas y vio una en perfecto español. Tomó el sobre y empezó a leer.

"Rusia, mi querido chamaco

¿Cómo podría olvidarme de ti? Si, si, recuerdo cuando por primera vez te di tamales, los devoraste con ganas, recuerdo la primera vez que le hice trenzas a tu hermanita. Estaba contenta, le hacía falta aquella figura maternal en la que me esforcé en darle, a tu hermano Ucrania, siempre le gustó mucho aprender, me acuerdo de cuando ustedes me preguntaban sobre mis historias de aviador. Obviamente les conté las más heroicas y las que involucraron a su padre, ustedes lo tenían en un altar. No podía permitirme bajarlo de allí.

Oh, pero a ti Rusia, como te extraño pequeño, recuerdo la primera vez que nos vimos, tú me diste un saludo militar y quisiste que te llevara conmigo, trate de darte a entender amablemente que no podía, que era imposible, hasta que apareció tu padre quien era algo más... bruto."

Cerró la carta, en realidad era una carta de 3 hojas por ambas planas, salto algunos párrafos y logró entender que era una carta de amor, una que ponía a Rusia como un pequeño ser inalcanzable. La guardo en la caja. De pequeño, cuando solo era un chamaco mocoso le dio por aprender ruso, nunca nadie entendió porque le dio por aprender idiomas a tan temprana edad. Ahora comenzaba a conectar algunas cosas, sabía de la alianza que tuvo con la URSS en su momento, pero no tenía ni la más mínima idea de la relación de su antiguo yo con el soviético.

Asumió que si la carta estaba aquí era porque nunca fue mandada a su destinatario y rezaba por ello. Cualquier cosa que hiciera su antiguo yo probablemente la tendría que pagar él mismo, y no quería estar precisamente metido en dramas porque su antiguo yo estaba muy encariñado con un niño pequeño.

Se quedó pensando un rato ¿Habría sido mutuo el sentimiento en su momento? Esperaba que no. En especial porque nunca de las veces hablaba con el Ruso, de hecho le hacía sentir amenazado y siempre le daba aquella mirada fría para que se alejara.