"1, 2, 3, Vamos A Jugar" [Nai #1]

Capítulo I

Capítulo resubido.

Siempre fui una persona poco sociable, no me gustaba estar rodeada de personas y mucho menos me gustaba que se me acercaran, eso era algo que detestaba hasta que cierto día conocí a la persona que yo pensé que era el amor de mi vida... Patético.

Aún recuerdo como fue que se me había acercado a hablarme, empezó con un simple y estúpido "hola", después empezaron las palabras bonitas, los abrazos, caricias y besos pero no todo es color de rosa... Fui tan ingenua e idiota que la verdad había llorado y reído como una desquiciada cuando me enteré de la verdad; pensé que yo había hecho algo mal, hubo momentos en los cuales no dormía porque me taladraba la cabeza buscando la razón que lo llevó a engañarme junto con bola de sus patéticos amigos pero, había llegado a la conclusión de que yo nunca fui suficiente para él y cuando los confronte a todos algo en mí había cambiado.

Ahora estoy acá viéndolos desde la oscuridad, puedo verlos a todos riendo como si nunca me hubieran hecho nada y eso era algo que no iba a tolerar.

Los mataría.

A todos iba a matarlos.

¿Quieren saber porqué? Porque ellos nunca debieron burlarse, humillarme y tratarme como si yo fuera una basura desechable. Pero sobre todo... Él no debió jugar con mis sentimientos como si ellos fueran nada.

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Era un día normal como cualquier otro, aunque para algunos despertarse temprano era algo con lo cual no estaban muy bien relacionados, digamos que los humores de cada pequeño ser inservible era divertido hasta cierto punto, lo cual causaba que Nai formara una sonrisa desquiciada cada vez que los miraba a través de sus espejos.

"Son tan divertidos e idiotas" pensó con malicia mientras los escuchaba balbucear alguna idiotez.

—Llegó el momento que tanto había esperado —dice de una manera tan sombría que cualquiera pudo haber sentido un escalofrío recorrer su espina dorsal—. Espero que sepan divertirme, porque me voy a encargar de cada uno de ustedes hasta que no quede nada.

Dicho eso solo sigue con su observación mientras esperaba la fría y solitaria noche.

Horas más tarde

Luego de ese último día escolar —son vacaciones— todos salieron corriendo como si hoy fuera el último día en el planeta.

—Son tan...

—¿Indios? ¿Indignantes? ¿Animales? —pregunta David, mientras miraba a Jen que seguía pensativa buscando una palabra adecuada.

—Animales les queda mejor —dice Stanley quien ya había dejado de chuparle el alma a zacnite.

—Sí, supongo que Stan tiene razón —comenta Jen, mientras estaban cruzando el cementerio. Para ese entonces la noche ya había caído.

—Odio este lugar —murmura Nicolás, quien desde que entró sintió como si alguien lo estuviera observando y eso era algo que le frustraba, odiaba tener que mirar una dirección en particular cada cinco minutos y no encontrar nada ni nadie.

—Deja de ser tan paranoico.

—Claro, porque para ti es tan fácil decir eso.