Capítulo 1: Happy Birthday

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7 de abril del 2018

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7 de abril del 2018.

—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querida Kate, feliz cumpleaños a ti. —cantaban todos a coro y yo sonreí, doblé mi cuerpo y apartando mi cabello sople las velas con el número 18 en ellas.

Todos aplaudieron luego de eso y se acercaron a felicitarme, era una fiesta pequeña, solo amigos cercanos y familia, así lo había decidido.

Mi hermana mayor kyra se acercó y me abrazó a como podía con su enorme barriga de ocho meses, acaricié su vientre abultado y deje un pequeño beso allí.

—Ya falta poco para que Kirian nazca. —dije feliz y ella asintió con cansancio.

Habían ojeras en su rostro y se veía más rellenita, algo que no le venía mal ya que ella era demasiado delgada, él vestido azul que llevaba se le veía hermoso y hacia resaltar sus preciosos ojos azules con motitas verdes. Recuerdo que de niñas solía envidiarle por sus ojos, mientras que los de ella eran de un color hermoso, como el océano, los míos eran miel, y cuando crecimos dejé de lado esa estupidez.

—Espero salga ya, cada día cuesta más caminar y hacer otras cosas, pero bueno vinimos a celebrar y no a quejarme de las molestias del embarazo.

Asentí y ella me pasó una caja cuadrada pequeña de color rojo, mi color favorito. La miré a los ojos con emoción y con mucho cuidado solté el papel y abrí la caja.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y la abracé de nuevo.

—Esto... ¿Como? —pregunté sorprendida.

La inscripción a la universidad, ese era el regalo, ya me había resignado a salir del instituto, buscar un trabajo, ahorrar y después ir a la universidad. Leí el papel con calma, había sido aceptada en la universidad que quedaba a 10 horas de aquí, era una de las mejores en el país y había anhelado mucho entrar.

— Fuimos todos, te lo mereces Kate, has trabajado duro por ello y se que vas a ser una de las mejores doctoras de mundo. — Soltó un par de lágrimas al decir eso y bese su mejilla con cariño.

Este era sin duda el mejor regalo de todos, era perfecto.

Le agradecí a mis abuelos y al resto por haber venido, bailamos, cantamos y comimos hasta que ya era demasiado tarde, las personas empezaron a irse y mi mejor amiga Haley se acercó.

—¿Pijamada? —preguntó y asentí.

Sí, acaba de cumplir dieciocho años pero no importaba, me gustaban las Pijamadas con Haley, solíamos ver series, y comer muchas golosinas y eso era lo único que necesitaba.

—Ve preparando las cosas, voy a recoger un poco aquí y preparo las palomitas. —sonreí y ella asintió caminando en dirección a la puerta trasera de la casa de mis abuelos.

Tomé una bolsa de basura y empecé a recoger los vasos, platos y demás cosas que usamos.

Mientras lo hacía recordé a mamá y sonreí.

Ya son 18 mami.

Dieciocho años desde que ella falleció, eso hacía que una punzada de dolor se clavara en mi pecho, mi madre Kelsy Simons había muerto dándome a luz, según mi abuela y hermana era muy hermosa, y casualmente idéntica a mi, las fotos que habían de ella harían enloquecer a cualquiera, dirían que soy yo.

Pensar en eso había sido doloroso durante algunos años, ver mi reflejo y saber que soy idéntica a ella me llenaba de tristeza, pero luego de un tiempo empecé a sentirme bien, debía estar feliz, almenos me parecía a ella y con eso una parte de mi ser se sentía cálido.

Suspiré cuando miré mi trabajo y sonreí satisfecha, ya todo el patio estaba limpio. Miré en todas direcciones buscando el contenedor de basura y lo vi al final del patio, solíamos ponerlo allí en ocasiones como estas para no tener que ir hasta la calle a poner la basura dentro del contenedor.

Tomé las dos bolsas negras en cada mano y las arrastré por el patio hasta el contenedor, pesaban bastante aunque solo fuera basura. Justamente donde se encontraba el contenedor no había ni un poco de luz toda era opacada por el gran manzano que hacía que de noche se viera demasiado escalofriante.

Abrí la tapa del contenedor y lancé ambas bolsas dentro, sacudi mis manos e iba a darme la vuelta cuando un ruido a mis espaldas me hizo detenerme.

Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo de pies a cabeza y los vellos de mi piel erizarse, traté de controlar los latidos de mi corazón y me di la vuelta lentamente, cuando lo hice un gato salió rápidamente de uno de los arbustos haciendo que mi corazón diera un salto y que soltara un pequeño grito por el susto.

—Odio el gato de la señora Flemins. —murmure a la nada.

Caminé de vuelta a la casa pero tropecé con algo y caí al suelo de bruces.

¡Demonios!

Miré mi ropa llena de pasto y la traté de sacudir pero lo único que logré fue esparcir la mancha, bufé con rabia y me levante.

Iba a tener que lavar bien esta ropa.

Miré el suelo buscando que fue lo que me hizo tropezar y allí había una caja de madera que jamás en mi vida había visto.

Miré a todos lados del patio y frunci el ceño, si esto era una broma no era graciosa.

Me puse de cuclillas delante de la caja y la examine con atención.

¿Y si era una bomba?

Pero que cosas pienso ¿como va a ser una bomba?

Suelto una risa ante mis pensamientos tan locos y abro la tapa de la caja, tomé lo que había dentro y lo examine.

Eran fotografías, muchas de hecho, y en ellas había una chica idéntica a mi solo que sus ropas eran antiguas, muy antiguas, llevaba un vestido como de las películas medievales, y un sombrero, sonreía con gracia a la cámara y la pose en sus manos me recordaban a las princesas, se veía rígida y delicada. Todo lo contrario a mi.

La foto era en blanco y negro, pero esa chica era idéntica a mi, tanto que me comenzó a dar miedo.

Seguro debían ser fotos de mi bisabuela o antes, mucho antes de ella, sí eso debía ser. Yo me parecía a mamá y no dudaba que algún antepasado igual.

Seguí mirando las fotografías con atención hasta que una de ellas se cayó de mis manos boca abajo, tenía unas letras escritas en cursiva, la levante y lo leí.

7 de abril de 1912.

Y que casual que hoy era 7 de abril, día de mi cumpleaños.

Estas fotos eran demasiado antiguas, las recogí todas y las metí de nuevo en la caja, luego le preguntaría a la abuela por ellas.

Me levante de nuevo con la caja en mis manos y entré a la casa, preparé las palomitas y subí a mi habitación.

ilusión Kate y Alik. (Saga hermanos Petterson.) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora