𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚞𝚗𝚘
Trece
Corría y corría tratando de escapar de sus garras. Sin tomar un rumbo, solo estar lo más lejos posible de aquel oscuro y doloroso lugar. Aquél sitio donde me utilizaban como experimento. No les importaba en absoluto, no les preocupaba el daño que me hacían. Me hacían llegar al límite utilizando mis poderes, llegando al punto de dejarme inconsciente.
- ¡Auch!- gemí al caerme al suelo.
Estaba corriendo a través de un lugar que desconocía. Lo que parecía una tormenta de verano amenazaba a Hawkins, no sabía lo que era, pero era la única palabra que había visto a lo largo de mi carrera. Me había resbalado al caer en un charco que se había formado a causa de la lluvia. Me empapé de arriba a bajo de barro, pero eso no era lo peor. Me había doblado el tobillo en la caída. No tenía mucha ropa, ni siquiera zapatos y la verdad nunca había pisado ese suelo. Siendo sinceros, nunca había salido al mundo exterior. Conocía el sol y la lluvia a través de lo poco que veía desde una ventana.
Me levanté con cuidado. No podía permitirme quedarme parada, seguro que habrían salido en mi busca. Con la ayuda de ramas de los árboles conseguí seguir avanzando, mientras mis lágrimas se mezclaban con la lluvia.
Bella
- Buenas noches.- desee a la pequeña de los Wheeler, tapándola con la sábana una vez que ya estaba dormida. Salí de de la habitación de la pequeña Holly, cerrando despacio la puerta para que no se despertara.
Llegué al salón de los Wheeler. Ted yacía sentado en su sillón viendo la televisión apunto de dormirse. Por otro lado, la señora Wheeler cocinaba la cena. Los otros dos hijos de la familia no estaban en la casa. Lo más seguro que Nancy estuviera con Jonathan trabajando en el periódico y Mike con Once.
- ¡Vaya, que rápida eres!- se dirigió a mi con una sonrisa sin dejar de lado lo que estaba haciendo. - Holly no es fácil de dormir.
- Bueno, en parte el día en la piscina a influido mucho. No ha parado en todo el día de nadar. Eso le ha cansado mucho.- contesté sonriente.
- Seguramente sea eso. Estoy muy contenta con la labor que estás haciendo con ella. Siempre ha tenido miedo al agua, y ahora con tu ayuda está hasta aprendiendo a nadar.- buscó en su bolsillos y me dió el dinero que me pertenecía por cuidar de su pequeña. Me despedí con un gracias.
Sin duda era uno de los mejores trabajos para el verano, niñera. Además de que he tenido la suerte de caer con una niña que es un cielo.
Volví a adentrarme en mi coche para regresar a mi casa de una vez. Prendí en motor y comencé mi trayecto por las calles de Hawkins.
No era raro que lloviera en este tiempo en el pueblo, pero si lo era la forma en lo que lo hacía. Estaba diluviando. Dificultaba mi visión en la carretera y además del que el pavimento estaba mojado y podía hacer que fácilmente mi vehículo derrapara. Solo esperaba que mi tío hubiera regresado pronto de la comisaría. Normalmente iba borracho a estas horas del día, no quería que tuviera ningún accidente.
Puse una cinta en la radio del coche para hacer el trayecto más ameno. Me puse a cantar como si de dar un concierto se tratara "I Want To Be Free" de Queen. Movía mi cabeza al compás del ritmo a la vez de que daba suaves golpes al volante cantando la letra.
A pesar de que conducía con prudencia, tuve que dar un fuerte frenazo al ver una figura pasar por delante. Me di un susto de muerte. Mi coche derrapó hasta casi chocar con un arbustos fuera de la carretera.
- Mierda.- Golpee el volante furiosa.
Me quité el cinturón con prisa para salir a ver qué era lo que se había cruzado por mi camino. Caminé hacia donde parecía haberse escondido, detrás de unos setos. Lo moví y me topé ante mis ojos a una niña muerta de frío y miedo. Sus ojos al parecer, llorosos se encontraron con los míos dejándome su temor.
- ¿Qué haces aquí a estas horas de la noche?- fue lo primero que dije. No obtuve respuesta, seguía mirándome como antes. - Casi te atropello, deberías de tener cuidado. Es muy peligroso correr por ahí.
Esta vez bajó la mirada. Estaba cubierta de barro, tenía varios rasguños en los brazos y en la cara. Vestía solo con una camisa parecida a la de los hospitales. Tenía toda la pinta de que estaba perdida.
- Ven, levanta.- le ofrecí mi mano para levantarse del suelo. Ella retrocedió y negó repetidas veces con la cabeza.- No te voy a hacer nada, confía en mi.
Pareció pensárselo unos segundos y me la aceptó.
- Pie.- me señaló su tobillo. - Daño.
Al principio no comprendí lo que dijo, hablaba un tanto extraño. Como si no lo hubiera hecho durante mucho tiempo.
- ¿Tú tobillo?- asintió dudosa, era como si no entendiera lo que le estaba diciendo, pero estaba claro que hablaba mi idioma.
Venía descalza, sus pies estaban hasta casi más sucios que su ropa. Me agaché a echarle un vistazo. Lo tenía un poco hinchado.- ¿Te has caído antes?- volvió a repetir la anterior acción. - Si quieres puedo llevarte a mi casa y curártelo.
Fue sólo decir "llevarte" y su cara cambió completamente. Reflejaba miedo y tristeza. No entendía que le pasaba, solo sabía que no era nada bueno.
-Conmigo- dije mientras me señalaba -Yo voy a ayudarte, no te haré daño- intentaba explicarle con gestos. Ella se limitó a mirarme sin ninguna expresión.
La ayudé a levantar y lentamente la llevé hasta el coche. Miraba fascinada todo, cómo si nunca hubiese montado en uno.
-¿Cómo te llamas?- le pregunté pero no dijo nada -Tu nombre- repetí para llamar su atención pero nada. "Está bien" dije para mí misma y suspiré mientras intentaba arrancar el coche.
Milagrosamente este se encendió y empecé a conducir camino a casa de nuevo.
Pulsé el botón de música y tan pronto comenzó a sonar ella se tapó los oídos y empezó a quejarse. De repente sus ojos claros se volvieron un verde potente y la radio estalló en cortocircuito y se apagó.
Yo me asusté pero conseguir mantener la calma y no estrellarme. Cuando voltee a verla sus ojos perdieron color hasta quedar verdes casi grises.