Prólogo

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Estaba paralizada, no podía creerlo, no quería creerlo. Frente a mis ojos todo ocurría en cámara lenta, sentía que no estaba ahí, no quería estar ahí, no quería que fuese real, lo que más deseaba es que todo esto resultase ser una pesadilla.

Había demasiada sangre, mis ojos escaneaban rápidamente el cuerpo de mi madre y el gran charco de sangre que se encontraba a su alrededores, contuve la inevitable reacción de mi estómago ante la situación. ¿Cuántos litros de sangre tiene el cuerpo humano? ¿Tres? ¿Cuatro? ¿Cuatro y medio? Era una cantidad escasa, y parecía ser que toda estaba derramada alrededor de la persona más importante de mi vida. Había una cantidad considerable de personas alrededor de mi madre, pero...¿Por qué seguía sangrando? ¿Cómo es que iba a ser devuelta toda la sangre que ha perdido a su cuerpo? ¿Cómo reemplazarían esa gran cantidad? ¿Siquiera iba a sobrevivir? Tal pensamiento provocó que la intensa sensación de ansiedad no tardase en apoderarse de mi sistema y ya no fui capaz de dominar mis acciones.

-¡Mamá!, ¡Mamá!, ¡Mamá!...-comencé a gritar incontrolablemente, no podía ver con claridad, mi corazón nunca había latido tan rápido, a segundo plano pasaron los brazos de mi tía que me detenían a avanzar hacia mi madre. Quería hacer lo imposible para ayudarla a sobrevivir, no la quería perder, no ahora, no estaba lista, jamás lo estaré.

-¡No!

Las lágrimas de frustración no dejaban de caer, gritaba por mi simple incapacidad de no poder algo, de no poder solucionarlo, no quería perderla, no quería que fuese real ¡Si todo hubiese sido tan distinto! La culpa me carcomió de repente, ya no pude sostenerme más, ya no podia mantenerme en conciencia, mientras mis párpados se cerraban rogaba con toda mi alma que esto fuese una pesadilla, porfavor que sea una pesadilla.

Mucho más que el Sueño AmericanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora