-¡Basta! ¡Él es un ser humano, no un maldito objeto! ¡Tiene sentimientos! ¿Acaso ustedes tienen? ¡Parece que no!
Él, él había dicho esas palabras, el chico de rizos me defendió, mientras todo el mundo me odiaba, me decía que era un estorbo, Harry estuvo ahí para mí.
Recuerdo como empezó mi sufrimiento, el mismo del que Harry me salvó, llegué a la preparatoria, era callado, serio y no hablaba con nadie, pero ahí estaba él, era el chico más popular de todo el colegio, todos lo querían por simple conveniencia, las chicas estaban detrás de él, claro, él era fuerte, guapo, inteligente, el líder del equipo de fútbol, ¿Acaso podía haber un ser humano igual de perfecto? No.
Ese día todo mundo me miraba, el primer día que cruzé esa puerta, deseé que fuera el último, y eso fue por todo, profesores, los idiotas compañeros de clase, la señora de la limpieza, sí, hasta los de limpieza me hacían la vida imposible.
-Miren, uno nuevo y tiene la estatura de un insecto. -dijo un tipo de nombre Jace. Todos se rieron.
-¿Cuál es el chiste? -dijo el chico de rulos que acababa de entrar al salón de clase, todos lo miraron, las chicas se le quedaban mirando con la boca abierta y babeando, mientras que yo, el perdedor, bajé la mirada.
-Ah, Harry, mi amigo, ha llegado un nuevo al colegio, pero míralo, hasta mi abuela está más alta que él.- reían todos con Jace.
Yo no decía nada, sabía que si hablas con tontos, te volverás un tonto. Sólo miraba mi libreta de dibujos, amaba dibujar, dibujaba cualquier cosa, desde frutas hasta enormes paisajes, el dibujo es mi vida.
-¿Qué tienes ahí hormiga?- Jace me arrebató mi cuaderno, lo empezó a ver y veía cada dibujo, uno por uno. -¿Tú los hiciste?- me miró pero no hize nada. -¡Te hablé carajo! ¡A mí me tienes que hablar o si no ya verás idiota! -me tomó de la ropa y después de que me soltó arrojó mi cuaderno por la ventana destruyendo todos mis dibujos, mis dibujos. -¿Vas a llorar hormiguita? ¡Vamos eran unos dibujos tan idiotas como tú!.
No pude más, tomé mis cosas y salí corriendo de ahí lo más rápido que pude, sin embargo, me topé con un profesor.
-¡Vaya chico, ten cuidado, no corras!, Espera un minuto, ¿Tú eres Louis Tomlinson?
-Emm... sí- respondí casi susurrando.
-Tú eres el nuevo, tengo clase contigo ahora ¿Por qué no estás en el salón de clase?
-Bueno, yo....-pensé en una excusa- me duele el estómago, comí algo que me hizo mal... creo que eran... amm... ¿tacos? ¡Sí,tacos!-dije extremadamente nervioso.
-Bueno, vaya a casa, pero mañana lo quiero en mi clase.
-Claro.-empecé a caminar.
-¡Tomlinson! -llamó el profesor y me giré para verlo.
-¿Sí?
-Ya no coma más tacos.
-Por supuesto profesor-le dí una leve sonrisa y me fui.
Idiotas, eso era lo que eran, se llevaron todo mi trabajo, mis preciados dibujos. No pude más, algunas lagrimas salieron de mis ojos, pero sabía que no tenía que darles el gusto de verme llorar, jamás.
Caminé a casa, agobiado y por supuesto era temprano, mi madre aún no se iba al trabajo entonces tendría que explicarle el motivo de mi falta a clases, pero me las arreglaría, pensaría en algo, algo mejor que la excusa de los tacos.
-¿Qué diablos haces aquí? -me dijo mi madre justo cuando entré a la casa.
-Hola madre, estoy bien, no me siento mal, gracias por preocuparte.-dije molesto y triste a la vez.
-No me hables así, soy tu madre.
-¿Yo fui quien empezó? ¡No mamá, fuiste tú! ¡Sí quieres que te hable bien también hazlo tú!
-¡Largo de aquí y no me vuelvas a faltar el respeto!
Subí a mi habitación enojado, agobiado y herido, casi siempre peleaba con mamá, era algo muy molesto porque no me gustaba discutir con ella, pero a veces me ponía de malas.
Pasó una hora y sonó el teléfono, fui a responder.
-¿Diga?
-Hola -una voz masculina dijo- ammm... ¿está Louis?
-Soy yo, ¿quién habla? -contesté dudoso
-Soy Harry Styles, de tu clase.
-¿Qué carajo quieres? ¿Te vas a reír o a burlarte por teléfono? -grité.
-¡No, no, tranquilo! ¡Vaya, sólo hablaba porque se cayó tú celular y lo tomé! Pero si te molesta mejor no hablo.
-Yo... lo siento, pensé que te burlarías, lo lamento. -contesté apenado.
-Descuida, ¿Te lo doy mañana en clase o quieres que nos veamos en algún lado?
-Prefiero vernos ahora, ¿No te molesta?
-No, para nada, prometo ir solo, mis amigos son unos idiotas contigo, te veo en una hora en el Bar de Black Street ¿Te parece?.
-Me parece.