Pude ver los ojos más lindos al mirarte, pero sin embargo, a mi no me miraban. Unos hermosos ojos azules que parecían brillar sólo por el simple hecho de ser tuyos. La vida me cruzo en tu camino el día que sin querer dejándome llevar por esos ojos te choque y ahí me di cuenta de que por primera vez, me estaban mirando a mí. Después de unos días notaste mi presencia en el patio de la escuela y sentí que me moría de felicidad, aunque sólo sea una simple mirada. La vida, el destino o cualquier cosa hicieron que nos enamoremos mutuamente y que hoy tengamos una hija de apenas un año, la cual amamos. Un día llegaste de trabajar y me dijiste que la cuide con mi vida, que si ella estaba conmigo iba a estar bien, como si supieras. A llegarme la noticia que de que ya no estabas entre nosotros, se me cayó el mundo abajo y pensé en esos hermosos ojos que ahora están mirando mi vida sin ellos desde otro lado. Me pregunto todos los días qué le voy a decir cuando crezca y me pregunte por vos, por su papá. Después de unos días de verla me di cuenta de que tiene tus mismo ojos y que aunque vos ya no me mires, me mira ella, con esos hermosos ojos azules que me devuelven la vida, nuevamente.
