No sabía cuanto había pasado desde que se había quedado dormida. De todas maneras no importaba mucho, ya que el tiempo era difícil de medirse en ese lugar.
La chica se encontraba un poco impaciente por finalmente traer gente a su nuevo mundo, la soledad le dolía profundamente, sin embargo era consiente de que aún tenía mucho que hacer para llegar a esa parte.
Continuando con la creación, se propuso a sí misma intentar una nueva medida para calcular el tiempo. Nunca le había agradado mucho el hecho que en su país de proveniencia hubiesen diferencias horarias entre la gente que más quería.
Lo único que se le ocurrió en el momento fue manejarlo por su cuenta, aunque luego tomó en consideración que sería un gran trabajo administrarlo sola.
Sola, sola, no quería estar más sola...
Necesitaba ayuda, necesitaba de alguien que le brinde opiniones y de su apoyo. Tal vez el tiempo de crear a las primeras fuentes de vida no estaba tan lejos como creía momentos antes.
Un movimiento de manos bastó para que uno de los tantos destellos creados por las lágrimas empiece a brillar más que los demás. Cada vez se hacía más fuerte la luz que desprendía de ella, sin embargo, de un momento a otro este desapareció, dejando ver un pequeño ser flotando en el universo.
Lo más cercano para describir su forma, si hablamos de referencias humanas, podría decirse que parecía ser un conejo. Un pequeño conejo en posición fetal con los ojos cerrados y unas pequeñas alas tras de él, además de una aureola que se observaba en la parte alta de su esponjosa cabeza.
La chica estaba confundida, ella no quería crear un conejo, quería compañía de algún ser humano. Tal fue la desesperación que se rehusó a observar al conejo por algún tiempo.
Mientras tanto, el conejo parecía despertar. Movió su pequeña nariz, abriendo finalmente los ojos, para luego menear su cabeza y dar un gran bostezo.
- Uhm.. ¿Por qué me ignoras? - dijo el conejo sintiendo como la chica seguía reacia a verlo.
Sin embargo, luego de escuchar aquella voz, la chica se sorprendió. ¿Podía hablar?
- Obviamente puedo hablar. Si no fuera el caso, ¿Cómo me comunicaria usted? - se burló aquel ser.
La chica quiso contestarle, sin embargo ninguna voz salía o se lograba presentar. Ese hecho solo logró confundirla más.
- No necesitas hablarme, sé perfectemte lo que piensa y siente pequeña, digamos que es una conexión especial entre el creador y su creación. Estoy aquí para ayudarla, ¿verdad? - Preguntó incluso sabiendo que no podía escuchar una respuesta. Eso solo logró enojar a la chica.
- Lo lamento, no fue mi intención hacerla enojar, simplemente fue un decir. - se tomó una pequeña pausa antes de ver a su alrededor meneando sus orejitas y nariz - Parece que no ha hecho mucho por aquí... - luego de aquella acción, centro su vista en algún punto del lugar - Fui creado para ayudar en la administración de algo llamado tiempo, que por lo que entiendo, es algo realmente importante.
Ella pensó afirmativamente, confirmando así lo antes dicho por el conejo. Conejo... Era raro llamarlo conejo... Por lo que inmediatamente pensó un nombre para él.
- ¿Looky?... ¿Qué clase de nombre es ese? - preguntó el ahora llamado Looky.
La chica intentó excusarse, ¿qué tenía de malo? Ella pensaba que era lindo.
- Bueno... Si usted lo "dice". - No podía creer que estaba "discutiendo" con su primera creación sobre algo tan absurdo como un nombre, por lo que cambió el tema rápidamente intentando no tomarle más importancia.
- Entonces, volviendo al tema del tiempo... Usted desea que la zona horaria sea la misma en todos los sectores presentes. Pff, es pan comido. - Comentó con una soberbia presente.
Si la chica tuviese ojos, hubiese sido el momento adecuado para rodarlos al ver la actitud de aquel nuevo ser.
Looky meneó su cola de un lado a otro, ocasionando que aquel lugar oscuro se ilumine por varias esferas más grandes que las anteriores, parecían pequeños soles.
- Las esferas se irán apagando mientras el tiempo pase. Y cuando esté completamente oscuro, estas se prenderan de a pocos. - meneó su cabeza, volteandola, como si sintiera la presencia de la chica tras de él. - ¿Le parece bien señorita?
No se lograba escuchar nada, no una sola alma, sin embargo el conejo sonrió hacia donde miraba.
- Me quedaré aquí administrando el "tiempo". Usted descanse lo necesario, hoy fue una larga "noche".
Sin si quiera argumentar nada en su contra, la chica volvió a dormir aquel "día", ahora feliz de que pudiese pasar el "tiempo" junto con alguien.
Dibujo hecho en finales de 2017.