Llegas por la tarde
y enciendes la luz del sol.
Me despojas de mi armadura
y te sorprenden mis heridas,
lames cada una y en seguida se vuelven cicatrices.
Miras mis ojos cansados y me besas mis tristes labios,
palpas mi pecho buscando mi corazon
y sientes como si este quisiera salir.
Sonries y me dices que me tranquilice,
contemplo tu tranquilidad y bajo la mirada
avergonzada de mi fragilidad.
Te paras detras de mi y me besas la espalda
vuelvo a florecer y a sentirme viva,
lo notas y me acaricias el cuello.
Das por terminada la sesión
y a modo de pago te doy todo mi amor.