美しい悪魔

☬

『 Invocación. 』

Cuando Itachi despertó, lo primero que vio fue a su hermano menor sentado a sus pies, leyendo tranquilamente un libro.

— ¿Sasuke...? – llamó en susurro comenzando a levantarse con cuidado, llevando una mano a la cabeza que estaba punzando como si le estuviese taladrando, por ello, atinó en cerrar un ojo. Que maldito dolor.

Mientras aquel sufría, el menor solo le miraba de lado, sin moverse ni para auxiliarlo un poco. Pasó la siguiente página con aburrimiento hasta que una dulce voz le llamó por el otro lado.

— ¡Aquí tienes, Sasuke! – tan enérgico como siempre, el rubio le llevó una taza de té de tila. Sasuke había dicho que es bueno para calmar los nervios.

— Muchas gracias, pequeño. – le sonrió sincero y las mejillas del ojiazul se pintaron de rosa.

— Así que no fue un mal sueño, ¿eh? – llamó la atención sentándose correctamente en el sofá. — ¿Es para mí? – preguntó al no obtener más que sus miradas cautelosas. Cómo si él fuera un sujeto peligroso, Dios.

— No. – dijo sujetando la taza con firmeza. — Es para mí, idiota. – y dejó a Itachi con la mano extendida, dio un gran sorbo al delicioso té que había sido preparado con amor.

Sasuke no permitiría que el tarado de Itachi tuviese la dicha de probar nada de su amado demonio.

— Que infantil. – musitó chasqueando la lengua con molestia, maldito Sasuke. Se cruzó de brazos con rostro mal humorado.

— Sasuke. – susurró el rubio cerca de su oído. — Creía que el té era para calmar los nervios. ¿No le hacía falta a él? – expresó preocupación. Si bien, el azabache menor le había dicho que no debía acercarse a él, no podía ignorarlo viéndolo en tal estado. Menos después de que le vio desplomarse contra el suelo tan abruptamente.

Sasuke bufó y continuó bebiendo, hasta que se dignó en hablar con los ojos cerrados.

— ¿No crees que lo necesito más yo, al tener que soportar a este pedazo de estúpido? – dejó la taza y el libro en la mesita de centro para tomar las manos del chico con quien mantenía la conversación. — Naru, te amo. – profesó sabiendo que las palabras podrían hacer llegar a su corazón los sentimientos que le invaden.

— Ay, Sasuke. – el rubio se volvió tímido y sonrió emocionado consiguiendo mover sus nueve colas en un lento vaivén. — También te amo. – dijo finalmente y cuando estaban por sellar la promesa de amor; una mano se interpuso.

— ¿Podrían, por favor, no hacer eso enfrente mío? Soy un invitado, maldición. – pidió Itachi sabiendo que ambos le odiarían por haberse entrometido.

— Serás... – antes que terminara de insultar, el mayor volvió a tomar la palabra.

— ¿El tío Madara lo sabe? – negó con la cabeza al creer que no era la mejor pregunta. — No, mejor dicho; ¿cómo? – sus ojos oscuros como el carbón han ido directo a los semejantes de su hermano, éste último ladeó la cabeza sin entender bien a su pregunta. — ¿Cómo es que ese "demonio" – hizo comillas luego de señalar al rubio de bigotes. — está aquí y ahora? – terminó y esperó la respuesta con los hombros tan rígidos, la cabeza dando vueltas y la respiración a medio cortar.

— Hice una convocación y... Es todo. – Sasuke no era alguien que destacará por dar grandes explicaciones aunque, había sido bastante claro y directo.