Altair

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Si las gárgolas son antiguas, aún más ha vivido Altair quien quizá existe desde el principio de los tiempos. Es un hombre solitario, despiadado que no tiene inconveniente en tomar una daga, una pistola, una navaja o cualquier arma que tenga a mano para saciar su sed de sangre. Pero Altair no necesita de estos artilugios para llevar a cabo sus ansias de matar, sus manos son de por sí las herramientas más poderosas y peligrosas que existen, pero le gusta ver sufrir a sus víctimas, hacerlas gritar y retorcerse de dolor. Las tortura, incluso las mutila lentamente dejando que se desangren hasta la muerte. ¡Dios se apiade de aquel que se cruce en su camino!   Es probable que ni él mismo recuerde cómo era tener bondad y sentimientos puros, seguro que ha terminado por creerse lo que dicen de él: que nació sin alma. ¿Fue humano alguna vez? ¿Alguien puede imaginarse a este ser lleno de oscuridad en su corazón simplemente admirando la vida, disfrutando de la fragancia de las flores o ayudando al necesitado? Desde luego, nadie que haya oído hablar de su leyenda.   ¿Cómo unas manos capaces de arrancar las más bellas y emotivas melodías del teclado del piano más destartalado y de las cuerdas del violín más desgastado del mundo pueden a la vez arrancarle la vida a un ser tan inocente y puro como lo es un recién nacido? Nadie ha conseguido jamás clemencia de él y en toda su existencia nunca ha sentido dolor o arrepentimiento por sus despiadadas acciones.   Es en esta era en la que el vampiro de cabellos tan oscuros como él comienza a sentirse amenazado de nuevo. Las novelas de fantasía, las series de heroínas que acaban con seres malignos como él a base de patadas y estacas está dando demasiada fuerza a la humanidad. Muchos ya no creen en vampiros y demonios, y éstos siguen siendo la presa más fácil pero otros... otros han visto el mensaje oculto en lo que observan en esa pantalla plana que descansa en un mueble de su sala de estar y han empezado a entrenarse para matar al mal que les acecha y amenaza con acabar con ellos. Altair ya se ha deshecho de muchos cazavampiros de pacotilla como él los llama, descuartizándolos y dejando como advertencia sus miembros en los buzones de otros ingenuos que creen que pueden detenerle.   Todos en la ciudad repleta de canales lo sabe: si ves a un hombre con ropas de estilo victoriano, sombrero de copa, un bastón con empuñadura de plata y zapatos tan relucientes como su siniestra sonrisa, ¡echa a correr y no te detengas hasta el amanecer! Porque Altair no cesará en su empeño y te perseguirá y sólo el sol y el fuego podría detenerle causándole la muerte.   Dicen que es tan veloz que casi parece hacerse invisible y que salta tan alto que podría decirse que es capaz de volar pero no, realmente no puede hacer nada parecido, aunque sí sabe cómo crear ilusiones e hipnotizar a sus víctimas hablándoles con suavidad y con un tono de lo más dulce y aterciopelado...   Si vais a la ciudad de Gante... cuidado con quién os cruzáis en la noche... Altair puede estar acechando en cualquier callejón, esperando el momento para beber vuestra sangre y arrebataros la vida... y el alma... porque morir a manos de un vampiro te condena a perder el alma y la oportunidad de volver a nacer en otro cuerpo...

Fantasías de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora