Chapter Three

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El avión aterrizó en una de las muchas praderas del lugar. El sol era demasiado por lo que ambos se habían colocado unas gafas de sol.

Tobías traía unas gafas de Aviador mientras que Lukas traía unas Rayban. Los dos miraban hacia el horizonte abrazados. El ojimiel abrazaba por la espalda al pelinegro y sus manos se unían en su barriga.

Las manos del Lukas acariciaban las de Tobías.

La atmósfera hacían que ambos deleitarán ese momento. Mirar a la pradera mientras que el calor difuminaba la vista, miraban como los árboles se movían con disimulo al sentir el aire entre sus ramas.

Vieron a una pequeña manada de Zebras que se hacían confundir entre miembros del grupo. Pastaban moviendo sus gruesos labios para tomar una de las pocas yerbas que crecían en el lugar. Pronto de tendrían que marchar de ahí, no quedaba comida y se irían en un viaje largo porque ya estaban en la temporada seca.

Un poco más cerca se pudo ver un pequeño grupo de Leonas escondidas entre las grandes y deshidratadas hierbas. Esperaron su momento y se abalanzaron contra el grupo de equinos. Los ungulados al notar la emboscada salieron corriendo pero no todos pudieron escapar.

Uno de los rayados fue alcanzado por una de las leonas. Atacó sin aviso al cuello del animal, no le permitía correr por lo tanto cayó sentado en el suelo para que las demás viniesen y terminaran de matarlo.

— Ñam — Murmuró Lukas mordiendo con suavidad el cuello de Tobías que aun miraba la escena. Él al sentir esa carisia rió con fuerza.

— Oh no, una feroz leona — Fingió agonía mientras tiraba su cuerpo al suelo haciéndolos caer a ambos.

Lukas rió también al ver la ocurrencia del mayor, y se trepó para llegar a su boca y besarlo.

— Es momento de hacer sufrir a la leona con un fiero ataque de cosquillas. — Dijo Tobías tratando de agarrar el cuerpo de Lukas pero ya se le había escapado.

— Primero debes atrapar a la leona, cebra rígida — Se burló una vez de pie sacando su lengua.

— ¿Ah si?... Pues ya verás — Lukas, al ver que Tobías se estaba levantando corrió hacia detrás de una de las alas de la avioneta mientras que Tobías estaba del lado contrario.

— No me atraparás — dijo con sorna sin darse cuenta de que Tobías había bajado su cabeza por el ala y había cruzado. — Mierda — maldijo  y trato de escaquearse una vez más su cuerpo de las manos de Tobías, pero no pudo.

Fue girado y lo besó con fuerza levantándolo y haciendo que Lukas colocara ambos pies alrededor de la cadera del de Tobías.

(…)

La tarde ya empezaba a caer y ambos estaban acostados mirando al cielo en una de las alas de la avioneta. El pelinegro se había puesto encima del brazo de Tobías mientras abrazaba su pecho sin dejar acariciarlo. 

La luna subió, una luna llena de brillantez y sosiego, y subiendo ésta gran esfera cayó arriba de ellos un gran aguacero. La lluvia hizo que los dos se bajaran de las alas y se refugiaran bajo la misma.

Una idea fugaz nació en la cabeza de Lukas. Una de las escenas más románticas nunca tomadas por la película.

— Baliemos bajo la lluvia — musitó y fue escuchado.

Tobías salió de debajo del ala y miró con ternura a Lukas. Le hizo una seña para que se acercara y así lo hizo.

— Me concede esta pieza — dijo el rubio sonando como un sensual príncipe. Había extendido su mano hasta Lukas.

— Claro — Dijo el pelinegro tomando aquella mano para pegarse y empezar a bailar en una melodía tranquila y reconfortante.

Los movimientos de balanceo que hacían se compaginaban con el dulce caer de la lluvia, que golpeaba la piel de ambos haciéndola enfriarse pero no lo hacía completamente porque ambos al estar tan cerca y habiendo unido sus labios, el calor de sus cuerpos nunca se apagaba.

Las nubes oscuras y tormentosa tapó la hermosa luna haciéndolos que se consumieran en una oscuridad tranquila y pasional.

El agua caía por su cara mientras que sus labios danzaban y seguían sin despegarse ni un solo segundo.

La luna brilló, lo hizo porque ya había cesado de llover. Los tenues rayos de luna se reflejaban en las pequeñísimas gotas que quedaban en los cuerpos.

No se separaron porque sabían que dentro de poco se debían ir a los Estados Unidos para que estrenaran la película.

(…)

Los días pasaron y estaban ya en el aeropuerto. Lukas bajo de primero, por suerte era un vuelo privado porque sino habrían millones de personas allí. Solo estaban los del Set y unas muy pocas personas que trabajaban del aeropuerto.

Tobías siguió el cuerpo de Lukas y vio a lo lejos el auto suyo que había sido traído por su hermano menor. Un Mustang de color naranja, un color que amó allá en África, al ser que todos los ocasos se lo pasaba abrazado a Lukas.

No le preocupaba su hermano ya que siempre le guardaba sus secretos así que se acercó a Lukas y le tocó por el hombro.

— Dime Tobías — Dijo con una mirada neutra, no quería que nadie se enterara del amorío de ambos, eso crearía mucha polémica. — Recuerda que nadie se tiene que enterar de lo nuestro. — A Lukas le dolio mucho decir eso pero al recibir una mirada de desaprobación por parte de Tobías miró confuso.

— Tranquilo — Y le besó, sintió como sus manos nuevamente se enredaban en sus cabellos negros. Las manos de Lukas fueron a su espalda y profundizaron el beso.

— Di que me verás de nuevo — le dijo pegando su frente a la suya.

— Te veré incluso en mis sueños más salvajes — sonrió y le dio un ultimo beso.

Lukas vio como Tobías se alejaba con una playera verde y una pantaloneta blanca crema. Se subió al auto y vio como le sonreía, éste le sonrió de vuelta y vio como se alejó.

Se subió a la Limusina negra y aviso al chofer de que podía irse, se despidió de la Directora y de Camila.

— Recuerda que en el amor casi nunca ganamos. — dijo la directora antes de que Lukas se bajara del avión.

El no lo había entendido, pero lo hizo una vez llegó el día de la gran gala junto al estreno de la película. 

Say you'll see me again Donde viven las historias. Descúbrelo ahora