Me encontraba cuidando al amor de mi vida, como siempre, de vez en cuando bajaba a abrazarlo cuando se sentía triste, le llevaba regalos. Los que más le gustaban eran los globos azules.
Tenía la costumbre de hacerme presente frente a él con globos, entraba por la puerta delantera de su casa, pasaba por toda la sala y subía por las escaleras, hasta llegar a su cuarto, tocaba la puerta 3 veces, para después entrar. La primera vez que le llevé uno de estos, yo acababa de irme. Lo recuerdo bien. Él había caído en una severa depresión, no quería ver a nadie, ni siquiera a su mejor amigo, solo decía mi nombre mientras lloraba, tirado a un costado de su cama, tomó una navaja y comenzó hacer cortes por sus piernas, uno tras otro, sin intención de detenerse.
Desde arriba lo miraba con desesperación sin saber qué hacer, en ese momento se iluminó mi mente, justo como en las caricaturas. Bajé con un globo color verde agua, directo hacia él tenía una frase escrita que decía "tranquilo, estoy aquí, ya no llores más", fue una frase con historia, se la decía siempre que lo veía mal. Dejó de llorar, su cara era toda una película de terror, se veían sus lágrimas estáticas sobre sus mejillas, sus ojos estaban más que abiertos, como si hubiese visto un fantasma, él estaba tan pálido que se podía ver a través de él. Minutos después de estar en esa situación, lanzó la navaja, sin dudarlo, corrió hacia el globo para abrazarlo y entonces yo lo abracé a él. Le susurré "tranquilo, estoy bien". Me fui dejándole el globo.
Después de esto, comenzó a salir con sus amigos, poco a poco se acercó a su familia. Todos preguntaban por qué habían tantos restos de globos en su casa y él siempre respondía "estos globos me los trae Jonghyun, cuando se desinflan, me gusta guardarlos" la cara de todos se veía bastante asustada después de escuchar eso, pero nadie le dijo nada nunca.
Un día, mi Kibum decidió rehacer su vida, intentarlo, ser feliz con alguien que le de amor, que mejor que con alguien que conozco y sé que lo cuidará. Me pareció lo correcto, sé que soy el amor de su vida pero tiene el derecho de encontrar felicidad en alguien más, me costó mucho aceptarlo, las primeras veces que veía que Minho se le acercaba con intenciones diferentes, hacía cosas para que nunca se acercaran, recuerdo el día que lo encerré en su cuarto para perder el vuelo que lo llevaría hacia Key, me sentía más un diablillo que un ángel.
Mientras tanto, yo le seguía enviando globos siempre que se quedaba solo, por obvias razones, esto comenzó a ser menos frecuente. Llegué al punto de solo llevarlos en fechas especiales, como su cumpleaños o mi aniversario de muerte. Él dejó de necesitarlos, ya se encontraba feliz y tranquilo con alguien que lo puede cuidar. Dejó de necesitarme.
Al darme cuenta de eso, lloré como nunca, creí que no era posible llorar siendo un ángel, pero lo es.
Me alegro de que haya continuado con su vida. Me siento aliviado.
Ha pasado tanto tiempo que hoy decidí echar un vistazo para verlo, hoy es un día especial para él, está vestido como siempre quise verlo, estoy muy celoso porque no es conmigo, hace mucho que no le llevo globos, estos ya han parado, me prometí a mí mismo, que lo dejaría ir, que no me entrometería. "¡Dios mío, se ve tan lindo atando su corbata! Me alegro que haya aprendido hacerlo" pensé.
La madre de Kibum entró por la puerta y se lo llevó al exterior, afuera se encontraba Minho parado frente al altar esperándolo. Por mi mente solo pasan cosas como "él debe ser feliz, se lo merece" y "no permitas que se casen" pero realmente quiero que sea feliz.
Sonó la canción que debía sonar cuando nosotros nos casáramos, Key comenzó a caminar hacia el altar, sobre un camino lleno de pétalos rojos, justo como él los quería, a los lados se encontraban bonitas sillas de madera, pintadas de blanco con pocos invitados, solo los más importantes, incluso se encontraban mi madre y mi hermana con ellos. Había flores por todos lados, la mayoría eran las favoritas de Kibum. Al frente estaba una silla reservada solo para mí, tenía todos los globos que le había llevado, por supuesto estaba desinflado, la ceremonia se estaba oficiando en Jeju a la orilla de un risco, que daba vista al mar, era una vista preciosa.
Lo único que yo quería era correr hacia él y llevármelo, alejarlo de ahí, tenerlo solo para mi, si no me hubiera ido, así hubiera sucedido, estaría parado, esperando a que llegara altar, sería el día más feliz de nuestras vidas, pero ya no lo soportaba, el dolor era insoportable, la ansiedad, la desesperación, en un pequeño movimiento, todo eso se terminó. Ahora eso ha desaparecido, lo sé, fui egoísta.
La boda comenzó, ambos se veían felices, sin embargo, en ocasiones mi Kibum miraba mi silla, los ojos se le llenaban de lágrimas, aún así las contenía, seguía sonriendo, miraba a Minho y se le recargaba.
Cuando los padrinos se acercaron con los anillos en mano, me di cuenta de que era el momento de irme para siempre, solo quise quedarme un poco más, presenciar su felicidad. A lo lejos se escuchó "Choi Minho, ¿aceptas a Kim Kibum, como tu legitimo esposo, para amarlo y respetarlo, en la salud y la enfermedad, hasta que la muerte los separe?" Él sin dudarlo dijo "acepto". Sorprendido, Key lo miró a la cara, como si no estuviera creyendo lo que estaba pasando. "Kim Kibum, ¿aceptas a Choi Minho como tu legitimo esposo, para amarlo y respetarlo, en la salud y la enfermedad, hasta que la muerte los separe?" Él observó sus alrededores, miro a todas y cada una de las personas que se encontraban en el lugar, hasta que su vista se quedó inmóvil en un punto, hacia la puerta, en donde me encuentro parado, totalmente destrozado, realmente creí que no me vería nunca.
Avancé hasta mi lugar reservado, comencé a inflar cada globo que había ahí, de uno en uno, mientras él seguía mirándome como si el tiempo se hubiera detenido, todo el mundo estaba perplejo, algunos tenían caras de terror, otros de paz, todo el mundo se encontraba inmóvil, las lágrimas de Key era lo único que se movía en el lugar, él comenzó a moverse hacia mí, poco a poco, dejé ir los globos al mismo tiempo que él daba los pasos, se apresuró hasta llegar a mí.
Lo miré fijamente, tomé su cara con mis manos, limpié sus lágrimas y lo abracé, este sería nuestro último abrazo dentro de mucho tiempo, acerqué mi boca a su oído, proseguí a susurrarle, "perdón, ya me tengo que ir, quiero que seas feliz, yo estaré bien, no te preocupes por mí, mi bum, estaré en buen lugar cuidándote y amándote toda la eternidad". Volví a tomar su cara entre mis manos, lo besé hasta que se fue el último globo. Comencé a alejarme poco a poco de él, me fui directamente al risco en dirección al océano y poco a poco me fui desvaneciendo, dejando a Kibum parado. De pronto se echó a correr en mi dirección y sin pensarlo saltó hacia mí para que lo atrapara.
Al fondo se escuchaba llanto y gritos de desesperación, pero nada de eso importó, porque él había caído a las piedras, destrozándose a su paso, sufriendo una muerte instantánea. Su cuerpo se deslizó al mar, pintando las piedras de rojo y estas a su vez siendo limpiadas por el mar. Esto es lo peor que he visto, mi alma se siente indescifrable, me prometí cuidarlo, pero ni eso pude hacer.
De pronto una luz sale del cielo, apunta el cuerpo de Key y saca su alma, levantándolo poco a poco, quiere decir que se irá a descansar. Él me mira, me sonríe y al instante me pongo a llorar, las lágrimas pasan por mis mejillas alimentando al mar, me siento vivo de nuevo. Entonces él estira su mano indicando que vaya hacia él, la tomó, lo acerco a mi cuerpo y lo abrazo, ahora estoy feliz de que lo abrazaré sin restricciones, ni condiciones, se que siempre estaremos juntos. La luz nos acogió a ambos para llevarnos, para hacernos desaparecer juntos y ser testigo de nuestro amor eterno.
Fin.
Con cariño, de Ali-chan para todos.