Siete

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El morocho se detuvo fuera de la librería, observando los libros que se encontraban expuestos en la vitrina cuando escuchó el tan desagradable apodo salir de los labios del castaño.

Daddy, quiero un helado —balbuceó —; di que sí, di que sí, di que sí... ¿siii?

Contó hasta diez, para no asesinar a su pareja en plena calle, y asintió, yendo a la heladería.

zouis ;; daddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora