"Necesito pedirte un favor"

8 1 0
                                    

"Ya soy independiente, por fin" me dije a mi misma luego de 2 años tratando de mudarme de mi pueblo a la capital, 2 años en los que todos los días gastaba 4 horas de viaje y cantidades absurdas en transportes, no niego que era irritante y completamente agotadora mi rutina, si tenía clase de 7 tenía que levantarme a las 4 de la mañana, Y CON LO TRASNOCHADORA Y PEREZOSA QUE SOY YO.

Hace un par de meses, gracias a la ayuda de mi hermana, había logrado conseguir un trabajo, afortunadamente relacionado con mi carrera. Las cosas van muy bien allí, el ambiente es agradable, un salario justo teniendo en cuenta lo que hago, mi horario y mi nivel educativo, lo único malo era la ubicación de la oficina: para llegar, resumiendo un poco, tenia que coger un bus de mi casa a la autopista, 10 minuto, uno de la autopista al portal norte de Bogotá, alrededor de 45 minuto (si es que no había trancón), un Transmilenio del portal hasta la calle 100, usualmente ATIBORRADO de gente, que duraba unos 20 minutos, salir de la estación y esperar un SITP que, como siempre, se demoraba más de 15 minutos en llegar y más de media hora en llevarme hasta mi parada, y de allí, solo era caminar 2 cuadras hasta mi oficina. 2 horas exactas, 120 minutos ¿se imaginan todo lo que se podría hacer en ese tiempo si no se tuviera que pasar en buses malolientes, viejos y dañados?, no se ustedes, pero yo haría mucho.

En fin, esa era mi rutina 2 días a la semana, ir a la oficina, quedarme hasta la hora del almuerzo y luego irme a clase en la tarde, cargando con mi computador (que no es nada liviano) en la maleta todo el tiempo y caminando unas 25 cuadras hasta llegar a mi universidad. Sinceramente aun no entiendo porque tengo un físico tan malo luego de analizar la cantidad de tiempo y distancia que camino todos los días.

Volviendo al tema, mi tía (que en realidad no es mi tía, simplemente la hija de la señora que cuido a mi mamá cuando se fue de su casa a los 18 años), por fin había conseguido su trabajo soñado, o eso entendí yo al hablar por celular un día con ella, se iría a vivir a Alemania durante 3 años en un comienzo, pero si todo salía como ella esperaba, su residencia en el lugar seria de por vida, ¿se imaginan poder vivir sus sueños? Es decir, yo veo a otras personas, independientemente si son lejanas o cercanas a mí, cumpliendo sus metas y juro que la sensación que siento en el pecho la puedo llamar orgullo, felicidad, pero en cierta parte, se convierte en celos, porque hasta esos momentos de mi vida, yo no había cumplido ninguna de mis metas, a menos que contemos el libro que había publicado en mi trabajo, no había sido yo la escritora principal y no era un tema del que me hubiera gustado hablar, sin embargo, era el primer libro importante con mi nombre en el equipo de trabajo, y sin duda alguna, esa podía llamarse como una meta cumplida, a medias, pero cumplida.

- Si Sabri, eso te cuento, y te llamo para pedirte un favor relacionado a esto – dijo mi tía.

- Claro tiauchis, dime que necesitas.

- Hija, teniendo en cuenta el limbo en el que estoy al pensar en mis siguiente 3 años de vida, y al no saber que voy a hacer después, necesito que en el tiempo en el que yo me vaya, tu te vengas a vivir a mi apartamento.

En ese momento, luego de escuchar esas palabras, logre sentir como mi corazón latía con fuerza, como con más vitalidad, esa sensación que tiene uno cuando escucha algo que toda su vida estuvo esperando, anhelando y que justo llega en el momento que menos esperabas.

- Tia ¿me estás hablando en serio? – dije yo, no sé si apenada, distraída o completamente emocionada.

- Claro Sabrina, mi apto queda a 5 cuadras de tu universidad, eso ya lo sabemos, es propio así que no te cobraré arriendo, simplemente necesitare que lo mantengas, es decir, que pagues los servicios todos los meses y claro está que te quedaras con todas mis cosas acá, yo solo me llevare mi ropa, laptop y celular a Alemania, así que el resto sería prácticamente tuyo y tendrías que cuidarlo, tú sabes de qué hablo – y sí que sabía, porque mi mamá, dulce amante de la limpieza, desde mis 8 años me educo y me acostumbro a hacer aseo a la casa todos los días de la semana, y que el sábado, sea como sea, el aseo seria extenso y metódico, "hasta que se salga ese olor a huevo" decía ella, sabiendo que en toda la semana nadie había comido huevo...

En realidad, yo nunca había ido a ese apartamento, a pesar de lo cerca que estaba de mi cotidianidad, simplemente había llegado hasta la portería del lugar, pero sin duda, y con el gran gusto que poseía mi tía a sus 35 años, con un sueldo que ni ella misma gastaba completo y soltera, estaba casi segura de que al decir "será prácticamente tuyo" no me hablaba de cualquier "lagaña e' mico", hablando coloquialmente, y sin duda alguna, mi emoción fue aún mayor, como siempre Sabrina siendo bien consumista.

Por supuesto, no negué, no hice reproches y no pensé en nada, solo dije que sí, sin más.

Al siguiente día, físicamente estaba camino al apartamento, mentalmente estaba volando en mis sueños.

Siempre (,) lo séWhere stories live. Discover now