Moonchild, you shine.
🐚 Donde el hijo de la Luna y el hijo del Mar solo pueden verse cada seiscientos años y, aun así, su amor se mantiene intacto, demostrando que perdurará una eternidad... su eternidad.
« -Yo soy tu amor y tú eres mi amor -soltó...
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Cuenta la leyenda, que, al inicio de todos los tiempos, el Mar y la Luna, se adoraban con una pasión infinita.
Por razones desconocidas, el planeta Tierra no rotaba sobre su propio eje; todo era luz, paz y alegría, pues, incluso, el viento recorría sus horizontes con una calma inigualable. Por ende, el Mar y la Luna, podían contemplarse sin interrupciones, aceptando su amor eterno y agradeciendo su existencia mutua.
Sin embargo, todo cambió el día en el que el Mar decidió confesarle sus sentimientos a la Luna, sin importar que el Sol les estuviera escuchando.
Cuando su amor se vio consumado, el Sol ardió en su miseria, ya que entendió los sentimientos que tenía hacia la Luna. Enseguida, las erupciones y tormentas solares, provocaron quemaduras hirientes sobre la superficie del planeta Tierra, quien, a su vez, no pudo soportar la sensación que dejaban los rayos abrazadores, así que comenzó a girar sobre sí misma, con el fin de minimizar su dolor interminable.
Entonces, el Sol, sonrió victorioso al notar como, la Luna y el Mar, se alejaban sin poder hacer nada al respecto.
Ante la sensación de pérdida, el Mar lloró en demasía, provocando que, sus gotas saladas, se expandieran sobre el planeta entero, sin temor a rebasar los límites de lo conocido. Mientras tanto, el ruido que hacían las olas, dejaba saber a la Luna que su amado se encontraba llorando y, al compartir su melancolía, decidió dejar de brillar.
Ambos, creyeron que era el final de sus existencias, pues su tristeza no les dejaba analizar lo que estaba sucediendo. La noche llegó y, cuando la Luna se percató que lograba observar nuevamente al Mar, comenzó a brillar ante el regocijo, provocando que la marea se elevara, en razón de que las olas trataran de alcanzarla.
El momento fue mágico, lograron estar juntos y decirse todo aquello que sentían. No obstante, comprendieron que la vida sería distinta, puesto que, a pesar de todo, la Tierra seguiría girando sin detenerse: el día llegaría y su distancia también. Así pues, decidieron conformarse con estar cerca durante cada noche y hacer de su amor un ciclo infinito.
Pero el viento, alentado por la propia pasión que las olas demostraban, incrementó en su velocidad y, de vez en cuando, traía consigo un sin fin de nubes que escondían a la Luna del Mar. Por lo anterior, el dolor de su distancia perduraba.
El Sol, al ver como la Luna sufría durante el día y en las noches nubladas, no soportó la culpa y decidió, darles a ambos, algo que llenara el vacío que él mismo les había ocasionado. Entonces, apareció Taehyung como descendiente del Mar y Jungkook como hijo de la Luna. Los dos fueron creados para aliviar las penas de sus padres y ofrecerles infinidad de alegrías.
Con el paso del tiempo, su misión había dado frutos: la Luna y el Mar no cabían en su felicidad; era tanta, que se vio innecesario mantener su romance durante cada noche. Por ello decidieron que era hora de seguir adelante: cada quien a su paso y con sus nuevas ilusiones, pensando que sus hijos eran lo único que necesitaban para continuar. Finalmente, ambos, se volvieron unos simples desconocidos.