🥀

961 83 116
                                    

-¿Y tú cómo imaginas a tu príncipe azul?-

-Los príncipes azules no existen, tetthys. Madura-

Nunca entendía como es que siempre terminaba metido en esas conversaciones tontas con mi hermana menor y sus amigas.

Tetthys tenía quince años, en cambio yo, acababa de cumplir los diecinueve. Los años de diferencia no eran el problema más grande. Si no más bien su inmadurez. Sí, bueno, a los quince años casi nadie es maduro pero, tetthys se pasaba con todo esto y el exceso de hormonas en la pubertad. Era como si todo en su vida girará en torno a los hombres. Cuando no eran los integrantes de un grupo musical, era un compañero de clases, incluso el chico que atendía el kiosco de la esquina, o... El vecino...

El vecino....

Ese idiota que se creía actor porno o algo por el estilo. No sabíamos si se hacía el lindo para conquistar a las mujeres o está era su actitud normal, pero de qué levantaba pasiones, levantaba pasiones.

Ahí tienen el porque estaba mi hermana con sus tres amigas sentadas en el patio de la casa.

La razón

Muy simple

A esa hora, al menos una o dos veces por semana, el vecino de enfrente salía a lavar su moto.

Seguramente se preguntarán ¿Que diablos hacías ahí Sorrento? Esa es una muy buena pregunta, de hecho yo me pregunto lo mismo.

-hay por favor Sorrento, dejá de hacerte el maduro, todos tenemos una idea de cómo sería nuestro principe azúl-

Respondió mi hermana molesta

-pero yo no...los príncipes azules no existen tetthys -

Respondí observándola de reojo.

-Sabes tetthys, yo me imagino a mi príncipe azul como tú vecino...-

Una de sus amigas reanudó la conversación, respondiendo a la pregunta que había quedado en el aire.

Y nuevamente salía el tema del vecino.

La verdad es imposible entender a estas niñas. ¿No sé supone que querían un príncipe?

Querían la historia de un cuento de hadas o la de la dama y el vagabundo.

La verdad yo no sé qué criterio tenían a la hora de fijarse en alguien. Ese tipo no encajaba en el perfil de un príncipe azul de esos que toda la vida nos han mostrado en los cuentos de hadas; ese tipo era un desprolijo, un mal hablado, boca sucia, rústico a más no poder.

Quizá era la moto.

Por lo general ese tipo representaba perfectamente el cliché del badboy motorizado que usa chaquetas de cuerpo y supongo que esas cosas suelen gustar.

Pero ni siquiera estaba seguro que fuera eso. Era el, el y toda esa testosterona que emanaba. Era eso, cada vez que el salía al patio, con el balde de agua y el cigarrillo sobre el costado de la boca, mi casa se convertía en un gallinero, literalmente.

En cambio yo, fingía un desinterés excesivo hacia ese espectáculo, pero ¿Para que voy a mentir? También espiaba a mi vecino desde la ventana de mi cuarto, o en ocasiones me sentaba en el patio con la excusa de que adentró hacia calor.

No Es Un Príncipe Azul ( Two Shot)☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora