MOONLIGHT (Minwon//Spin off Devil Side) [TERMINADA]

I

Probablemente esa había sido la semana más extraña en la vida de Seungcheol. Hace unos días estaba preparando su mudanza y pensando en cómo sería trabajar en una nueva ciudad, con nuevos compañeros. Y ahora estaba allí, sentado sobre los escombros de una vieja iglesia, charlando con un par de extraños chicos, cuyos superpoderes habían hecho volar la mitad de la estructura sobre ellos. Lo peor de todo, era que Jeonghan llevaba casi un día desaparecido y nadie sabía dónde estaba. ¿Qué haría si no lo encontraban? Con sólo pensar que no lo volvería a ver, la angustia invadió su cuerpo.

—¿Qué... Qué haremos ahora?— tartamudeó —¿Cómo... Cómo encontraremos a Jeonghan?

—Tal vez haya algo por aquí que nos sirva —murmuró Wonwoo.

—Haré un recorrido —dijo Mingyu —. No te preocupes, no me acercaré a la puerta trampa —agregó sonriendo al ver que el chico lobo cogía su brazo —Seungcheol, quédate con ellos.

Seungcheol asintió. Mingyu cogió la recortada que había dejado en el suelo, y comenzó a recorrer la catedral.

—¿Cómo se conocieron? —preguntó Seungcheol, acomodando su propio abrigo bajo la cabeza del malogrado chico lobo.

Wonwoo sonrió, nostálgico.

—Es una larga historia —respondió —, pero supongo que puedo resumirla...

🌸

Dos años atrás...

Mingyu estaba terminando de escribir los resultados de la evaluación de su paciente, cuando oyó la voz del altoparlante solicitando su presencia en la sala de emergencias de forma inmediata. Escribió las últimas dos líneas lo más rápido que pudo, y salió corriendo. Para cuando llegó, el equipo a cargo de la guardia ya estaba ahí.

—Tenemos una situación de emergencia —informó el jefe de turno —. Hace diez minutos recibimos una llamada en la cual se nos informó que dos helicópteros ambulancia se dirigen hacia nuestras instalaciones con heridos producto de un enfrentamiento entre la policía y un grupo de secuestradores. El paciente más grave es un chico de dieciséis años, con una herida cortopunzante en el costado derecho. Perdió mucha sangre y está inestable desde el punto de vista hemodinámico. Los otros son los tres policías involucrados, pero sus lesiones son menos graves.

El personal asintió.

—Kim —continuó el jefe de guardia, dirigiéndose hacia Mingyu —. Estarás a cargo de la cirugía del chico. Prepara tu equipo.

Mingyu asintió. Salió inmediatamente de la habitación, y cuatro personas más siguieron sus pasos.
El helicóptero con los heridos aterrizó quince minutos después. El paciente más grave acababa de sufrir un paro cardiorrespiratorio. Un paramédico se había montado sobre la camilla, y ahora comprimía el pecho del chico de forma rítmica, mientras otros tres empujaban y corrían en dirección al quirófano. Apenas ingresaron al cuarto, un enfermero tomó el lugar de aquel que hacía el masaje cardíaco. Mingyu, quien ya llevaba puesto el traje azul estéril que caracteriza a los cirujanos, se posicionó sobre la cabeza del chico, y relevó al paramédico que administraba oxígeno desde una bolsa compresible. El cabello rubio del adolescente caía sobre un rostro suave y juvenil.

—Administren dos miligramos de adrenalina —dijo Mingyu —¿Cuál es la situación? —preguntó, dirigiéndose a uno de los paramédicos que acompañaba al chico.

—Crítica —informó el hombre —. Perdió demasiada sangre, y su presión arterial se desmoronó. Sufrió un paro cardíaco en pleno vuelo. Fue secuestrado hace unas horas desde otro centro hospitalario, en donde era atendido por la misma lesión en el abdomen. Al parecer, el arma con la cual lo atacaron había sido contaminada con veneno de serpiente. No tiene alergias ni enfermedades graves.