ᴄɪᴛᴀs ᴇɴ ɪɴᴛᴇʀɴᴇᴛ [정릭스; JeongLix]

...까지(Hasta que...)

Un tiempo después, un mes aproximadamente, ambos se conocían casi perfectamente. Tanto así que Felix sin quererlo le entregó su corazón a una persona que se encontraba muy lejos de él.

Jeong In por otro lado aún no se convencía a sí mismo de aquello, era un chico difícil de enamorar, pero Felix lentamente estaba entrando en su corazón sin pena alguna.

Solían hablarse entre 3 a 5 horas al día, hablaban de cualquier cosa e incluso una que otra vez se habían puesto a cocinar en un extraño chat culinario, con fotos de las delicias y todo.
Jeong In había aprendido a preparar lo que Felix le llamaba "Tarta Strayan Style", y Felix había aprendido como hacer el exquisito Bulgogi picante de la mamá de Jeong In.

Tan solo faltaba una semana para que Felix viajase a Seúl a ver a sus tíos, los cuales ya sabían del repentino enamoramiento de su único sobrino.
Ambos no aguantaban más la emoción; Jeong In prometió hacer su rico Bulgogi y Felix, más que encantado, aceptó la oferta. Ya no importaba quien había ganado esa tonta apuesta.

No paraban ni un segundo de pensar en el esperado día.
Felix quería ir para verlo cuanto antes, le preocupaba el estado de salud de Innie.

Jeong In solía decirle que no tenía demasiada hambre pero que le gustaba cocinar y que su madre se veía muy sorprendida cada vez que lo hacía. También le dijo, en su última charla, que cada vez oía más esos chillidos extraños en sus oídos. Quiso ir al médico, más que todo porque Felix insistía, pero le parecía una completa pérdida de tiempo. No sentía que fuera algo tan grave, incluso ya se había acostumbrado.

Por eso y muchos más motivos querían que los días pasaran tan rápido como pasaban cuando nada emocionante ocurría.

Felix fue el único que no había ignorado por completo a Jeong In desde hace mucho tiempo.
I.N pensaba mucho en eso, fue una de las cosas que más le atrajo de Felix cuando lo conoció accidentalmente, gracias a su curiosidad; y obvio como no, sus bellísimas pecas que hacían juego con su tan blanquecina sonrisa y sus pequeños ojos.

Un día como cualquier otro todo el mundo empezó a ignorarlo. Felix le decía que estaba siendo algo duro con sí mismo pero él sostenía que desde que Yong Bok llegó a su vida no se sentía tan solo.

Jeong In abrió las pequeñas puertas de su corazón por primera vez, a quien él creía que era el correcto. Y nunca más se arrepintió.