< Segunda Parte >

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Cuando era pequeño siempre fui demasiado curioso, demasiado inocente para este mundo según mi abuela. A medida que fui creciendo cada vez me gustaba mas experimentar que había fuera de la quinta.

Como la primera vez que mis abuelos pudieron trasladarse y llevarme a ver el río Han, tuvieron que ahorrar dinero pagar un taxi que nos lleve a la ciudad y que nos traiga de vuelta a la quinta. En ese tiempo aun estaba mi abuelo, fue uno de los momentos mas lindos de mi vida, quedé maravillado con la vista del río, pero la tarde sentados y tomando un helado de fresa con mis abuelo, los tres tomando del mismo pote, los tres disfrutando de el suave ruido del río y el aroma fresco que irradiaba el lugar, eso no se va a ir nunca de mi mente.

Y hoy es un día donde experimenté algo nuevo. E inolvidable también, porque dudo que lo olvide.

Nunca había tocado otro pene que no sea el mío. Ni con mis clientes, ellos hacían lo que buscaban, hacían todo el trabajo y se iban.

Moví mi mano de arriba hacia abajo repetidamente, vi que sujetó el volante con mas fuerzas de lo necesario, las venas ya sobresaltaban sus brazos y yo no podía quitar mi vista de mi mano masturbando su pene.

Llegó un momento en que me dijo que aumente el ritmo de mis movimientos en su pene y yo no hice mas que obedecer y satisfacerlo. Su pene comenzó a chorrear el pre-semen y lamí mis labios, ¿qué sabor tendrá?

Nunca hice  una mamada,pero tengo ganas de hacerle una a este hombre. Además ¿qué tan difícil puede ser? Sin más pensamientos me apoyé en mis rodillas sobre el asiento de copiloto, y me incliné hacia el pene que tan anonadado me tiene.

Pasé mi lengua lentamente por la punta, tal vez por miedo de ver su reacción, o porque me sentía tan erótico, tan caliente, que solo me dejé llevar. El sabor no es lo más rico que probé, pero no está mal, tampoco huele mal. Escuché un gruñido luego de mi segunda lamida, y con mas confianza, chupé la punta y degusté el pre-semen.

Lo metí por completo en mi boca hasta donde pude mientras el resto del falo lo masturbaba con una mano, acaricié sus bolas con la otra mano, mientras seguía chupando como si estuviera sediento desde hace días.

Sentí que sus brazos, y sus piernas estaban totalmente tensas, su respiración se volvió irregular y los dos nos habíamos olvidado del tercer pasajero.

Miré hacia arriba con su pene aún en mi boca, y el también me miró, conectamos miradas y yo seguí chupando y lamiendo, incluso más sensual. Este no soy yo, realmente soy tímido y de poca charla, algo raro y tonto; pero estoy caliente por este hombre, lo que él causa en mí y lo que y causo en el se traslada por todo mi cuerpo convirtiéndome en un descarado.

Y no sé que estará pensando de mí en este momento pero quiero disfrutar del sexo al menos una vez.

Él mantenía aún su mirada en mí, con la mandíbula tensa, y los ojos totalmente negros y dilatados, solo fueron segundos que estuvimos mirándonos, al menos así pareció, pero escuchamos un carraspeo en la parte de atrás, y desde que me subí al auto recién me acordé de BoGum, y que está escuchando todo, viendo no creo. 

Me avergüenzo de como me estoy comportando, mis mejillas arden, y haciendo un enorme esfuerzo me obligo a sacar el pene de mi boca, haciendo un obsceno chasquido cuando finalmente lo retiro, me vuelvo a sentar en el asiento, pero aún mi mano sigue masturbando su pene. 

El hombre maldice en voz baja, y sigue quejándose de no sé qué -bueno tal vez sí sepa el porqué- o al menos me lo imagino. 

—¿A qué hora tenías que llegar?— Se dirigió a BoGum mirándolo por el espejo, con la voz mas ronca que antes, se notaba impaciente.

Al cruzar la noche - [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora