Prólogo.

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Dedicado a: elunacharski

Daenerys. 

Los rayos del sol ingresaron por el gran ventanal de la torre dejando que la luz bañara los diversos dibujos que Dany había pintado en las paredes. Sus ojos verde azulados observaron nuevamente el dibujo de las linternas o las estrellas como su madre decía que era pero Daenerys podía jurar que eran linternas flotantes que siempre se asomaban para el día de su cumpleaños. El olor de un pastel recién horneado la sacó de su asombro mientras tomaba su extensa cabellera plateada entre sus manos evitando caer pues su madre no le había permitido cortarse el cabello por lo cual este había crecido en grandes proporciones llegando incluso a tocar el suelo fuera de la torre. 

—¡Está listo! —exclamó Dany viendo como el humo salía de la tarta de moras que había preparado. 

Jorah, su camaleón era la única compañia que tenía dentro de aquella torre pues su querida madre no le dejaba salir de aquellas paredes con el temor de que le hicieran daño. Daenerys puso la tarta sobre la mesa dejando que esta se enfriara mientras alistaba todo lo necesario para la llegada de su madre. Jorah se posó en su hombro queriendo ir hacia la tarta pero ella no lo dejo. Sus ojos se posaron nuevamente sobre el gran dibujo de las linternas flotantes al igual que la figura de un dragón dibujado. Ella lo había visto en sus libros y en los cuentos de su madre. Jorah corrió hacia el mural y señaló con su cola el dibujo. 

—¡Lo sé! —exclamó ella tomando su cabello entre sus manos—. ¡Hoy es el día! —los nervios crecieron en su vientre—. Le diré a mamá que me deje ir a ver las linternas flotantes. 

Daenerys observó alrededor de ella, los vestidos que confeccionaba para ella al igual que los carretes de hilos en el suelo y sus libros apilados de en la misma posición luego de leerlos por enésima vez. Sus pinturas junto con su paleta al lado de su pequeño estante donde escondía pequeñas hojas con sus escritos, donde su más grande sueño estaba descrito. 

—Dany —gritó la voz de su madre llegando casi como un eco moribundo hasta donde ella estaba—. Daenerys querida, ayuda a tu madre a subir —canturreó.

—Ya voy, madre—contestó la platinada para correr y cubrir el mural de las linternas—. Escóndete aquí —le susurró a Jorah que tomó los colores del dibujo. 

—No me hago joven aquí esperando, Daenerys —volvió a decir su madre. 

—Ahora te ayudo, madre —ella dejó caer su largo cabello sobre un palanca para que luego su cabellera cayera hacia las afueras de la torre donde su madre estaba. Sintió el ligero tirón de su cabello cuando su madre comenzó a subir poco a poco. 

La figura esbelta y delgada de su madre inundó su campo de visión. Cersei se quitó la gran capa que llevaba dejando libre su dorado cabello que caía por sus hombros mientras que sus ojos verdes la miraron centelleantes. Dany siempre se había preguntado como habría lucido su padre, seguro era igual a ella porque no encontraba ningún parecido con su madre. 

—Mi querido bebé —susurró Cersei acariciando sus mejillas—. Debe ser agotador tener que subirme todos los días. 

—Lo hago con gusto, madre —respondió ella. 

—Entonces, no se porque tardas tanto —respondió su madre para luego reírse—. Era una broma, querida. 

Dany rió algo incómoda mientras su madre dejaba su capa en el suelo revelando su figura bajo un vestido esmeralda para verse en el espejo. Ella fue a su lado nerviosa. 

—Entiendo —le dijo—. Mamá, cómo tu sabes, mañana es un gran día. 

—Daenerys, mira en el espejo —las manos de su madre la acercaron hacia el reflejo—. ¿Sabes que veo? —preguntó—. Veo a una joven hermosa, con confianza en sí misma —Dany se sonrojo por sus palabras creyendo en ellas—. ¡Ah y ahí estás tú! —exclamó con una risotada. Daenerys asintió desconcertada pero olvidándolo finalmente—. Es una broma, no te tomes todo tan enserio. 

The lightbringer ||Jon Snow & Daenerys Targaryen||.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora