En Otra Vida

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En otra vida

By Takeshi Maki


—Les ruego que me perdonen, no había otra forma. Ustedes son un obstáculo para la paz.

Ratri, pedazo de traidor. ¿Como osaba decir aquellas palabras a ellos, a sus amigos?

Todo el tiempo lo creyó un hombre de honor y de principios, pero ahora no terminaría siendo más que un sucio embustero, vendiendo a sus camaradas al bando enemigo.

—Así que, aunque me duela hacerlo, serán el primer ganado. —decreto fríamente, ante la escena que se montaba sobre sus ojos.

Ella se agita y forcejea con las bestia que la sostiene, escucha los gritos de dolor de sus colegas y arde de ira y agonía.

—¡Julios, puta rata asquerosa! —escucha el ensordecedor y rabioso alarido del robusto hombre de barba.

Piensa lo mismo, piensa que Ratri es una rata y un mal nacido, un condenado sin derecho a vivir.

No, ella no quiere ver, no quiere seguir escuchando gritos de dolor mientras que su propia sangre explota de su piel.

Frustración, dolor y odio se mezclan en su interior. Se siente una mujer indefensa y traicionada, rendida ante una inminente muerte.

Odia a Julios, pero se odia más así misma por no notarlo.

Si se hubiera dado cuenta desde el inicio, si tan solo hubiera hecho caso a su intuición... Si tan solo no se hubiera confiado.

Entonces unos ojos verdes la despiertan y entre tanta tragedia observa a un ángel atrapado en las mismas condiciones que ella, sonriendo.

Oh, su amado pelirrojo, ese hombre intrépido y honrado del que cayó profundamente enamorada.

Lo mira sonreír, primero al maldito de Ratri y luego a ella, y cuando lo hace, es con dulzura y amor.

Él ya ha aceptado su destino, ha dejado de luchar. Y más importante que todo eso, ha perdonado a Julios.

Entonces la albina entiende que ese caballero tiene un corazón inmenso y un alma noble, que incluso al borde de la humillante muerte, es capaz de perdonar. No como ella, una dama casi conquistada por el rencor.

Pero su amor por él es tan grande que podría incluso perdonar a su depredador.

Lo ama.

Porque él le devolvió la esperanza, él le devolvió la seguridad en un futuro mejor, él le hizo ver que la vida estaban llenas de posibilidades.

Lo ama a él y a sus brillantes ojos verdes como el pasto de una pradera—No, no lo compara con esmeraldas porque hay cosas más valiosas que los diamantes—. Lo ama a él y aquel rebelde cabello anaranjado como el sol en días de verano.

Su voz, su cuerpo, su forma de ser tan honesta.

Todo, lo ama todo de él y soñaba con un mundo libre a su lado, con hijos y una casa, no había necesidad de lujos ni excentricidades.

Pero la vida no estaba hecha de cosas bonitas.

Poco a poco todo se oscurece, sin embargo ella alcanza a sonreír por última vez hacia el amor de su vida.

«No importa cómo, no importa cuando, nos volveremos a ver.» —le comunica con su mirada azulina.

Él ríe, escupe sangre, no obstante ríe con su forma característica, aquella risa que la elevaba al paraíso.

En otra vida [TPN one shot] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora