-Dados los resultados anteriormente mencionados, lamentamos comunicarles que a vuestra hija, Cloe Ruiz García, le hemos diagnosticado un cáncer conocido como Leucemia Linfoblástica Aguda, también conocido como "LLA"...
Dejé inmediatamente de leer. Ningún <<lamentamos vuestra situación>> ni un <<os deseamos mucha fuerza>> podía mejorar la situación.
No lo pude evitar, se me formó un nudo en la garganta que si no desenredaba me iba a ahorcar. Comencé a llorar, no sé si incluso más que mi madre, pero sabía que lo que me esperaba no iba ser fácil de llevar, ni física ni psicológicamente.
Nunca supe lo que era estar en esta situación hasta que la viví en mis propias carnes. He visto programas de televisión en los que participaban personas con este tipo de enfermedades, pero lo que nunca imaginé es que acabaría siendo una de ellas. Cosas de la realidad supongo.
A pesar de la frustrante noticia, mis padres no dejaron de apoyarme.
-No importa quién gane o pierda esta batalla, sino de qué manera -me decía mi padre-.
Empecé a ir a revisiones muy a menudo, pero llegó un momento en el que mi condición física iba empeorando exponencialmente, así que mi médico me advirtió de que necesitaba atención profesional diariamente, por lo que me acabaron ingresando en el hospital.
Durante esta batalla, que duró años, mis padres fueron mi principal fuente de apoyo, especialmente mi padre, él siempre lo ha sido.
En ese momento podía haber decidido que mi vida ya no tendría más sentido: ya no podría llevar a cabo todas esas cosas que me hacían feliz, o por lo menos la mayoría de ellas. Pero en cambio decidí que mientras esté sobre la faz de la tierra, nada me impediría realizar lo que me hacía feliz.
Decidí que mi estancia en el hospital sería en una sala que tuviera una cama que estuviera cerca de la ventana. No quería que se perdiera la rutina de todos los sábados que tanto nos unía: observar las estrellas, acariciarme el pelo -bueno, ahora me acariciaría la cabeza-, abrazarme y darme un beso y las buenas noches.
Llegados a este punto, ya puedo contar qué es lo que ha hecho que sufrir de un cáncer de este grado fuera lo segundo peor que me ha pasado en la vida, y no lo peor.

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La Estrella de los Recuerdos
Short StoryY aquí estoy, otra vez, en el mismo lugar de cada sábado, mirando hacia el cielo, que según sus sentimientos cambia de color -cosa que no me impide llevar a cabo la misma rutina que empecé hace siete años, con la persona que más amé, amo y amaré-, a...