|PRIMERA PARTE|

685 65 4
                                    

Casi dos meses desde que sucedió y aún sigo igual. Mi estado anímico incluso ha empeorado.

No tengo apetito.

Mis comidas se han ido reduciendo a nada, y lo único que he obtenido como resultado ha sido una pérdida preocupante de peso. Ya ni siquiera puedo recordar la última vez que logre conciliar el sueño tranquilamente. Últimamente lo único que hago es dormitar a ratos. Despertándome gritando, aterrado, deseando que todo haya sido una pesadilla. Cuando somos niños y tenemos malos sueños, es fácil para nuestros padres decirnos que nada ha sido real, que al despertar todo termina, que ese mosntro que nos atemoriza no es real, simplemente se trata de un producto creado por nuestro inconsciente el cual se libera cuando dormimos. Pero nadie le ha enseñado a mi madre como lidiar con un chico de 17 años que para su desafortunada desafortunada suerte aquella pesadilla que lo atormenta no hace más que volverse real cuando despierta. De esta forma es que mis antes esporádicas noches de insomnio se han tornado cada vez más constantes, al punto de pasar noches enteras despierto, soportando el dolor punzante en mi pecho. Desesperado por lograr conciliar el sueño. Cansado.

Lo irónico de todo esto es que mientras por las noches me es imposible dormir, en el día es todo lo que hago. Parece que el sentido común que todo ser humano posee ha escapado de mi cuerpo, me he convertido en una máquina que va por la vida llevando un comportamiento contraproducente y a la vez deprimente. Cada vez cayendo más bajo. Hundiéndome en mi propia tristeza.

Mis amigos me dicen que tengo que olvidar, que solo tengo que dejarlo pasar. Que estar pensando tanto solo me sigue dañando. Y quizá ellos tienen razón, puedo admitirlo, no tengo problemas con aceptar que me estoy haciendo mal a mi mismo. Sin embargo mientras mi  cabeza está hecha una maraña del líos y conflictos, mi corazón continua intransigente, reacio en llevarle la contra al cerebro.

Se que tengo que dejarlo ir. Soy consciente de ello.

Pero no puedo. No quiero hacerlo.

Mi madre está preocupada incluso ha considerado la posibilidad de mudarnos. Cree que este lugar me está afectando. Que me está obstruyendo el paso para continuar con mi vida.

Y no se equivoca.

Cada detalle por insignificante que sea me recuerda a él. Y duele, lo sé porque cada que observo su casa siento una molestia en mi pecho. Creo que soy como un globo, si sigo dejando que éste dolor me atiborre habrá un punto donde sencillamente explotaré. Mamá lo sabe y yo también. Sin embargo, cuando ella mencionó la palabra 'mudar" de forma inmediata y rotunda me negué.

Mi raciocinio me demandaba un a cosa, pero mi cuerpo ya no era guiado por el, y temía que, si yo me iba no solo abandonaría el lugar, también lo abandonaría a él. Y los pocos recuerdos que un conservaba desaparecerían para siempre. Y eso me hacía entrar en pánico.

En una de las tantas veces en las que mi madre tuvo que despertarme en medio de la noche, después de comenzar a gritar por una pesadilla. Mientras me abrazaba acariciando con delicadeza mi cabello trató de razonar con migo, de la forma más suave que pudo. Había ocasiones en que creía que ella me veía como un muñeco hecho de cristal, que con el más mínimo toque podía quebrarse.

—Cariño sé que es difícil, puedo entender eso te justo que lo comprendo. Pero Kookie, la vida sigue hijo, no puedes quedarte aferrado al pasado porque te está impidiendo avanzar. Te amo demasiado y me duele mucho verte así.

Yo jamás respondía solo me quedaba en silencio, abrazandola con fuerza.

Sabía que tenía que seguir con mi vida, sabía que estar pensado en él solo me hacía sentir peor. Pero creo que en estas últimas semanas me ha entrado una especie de complejo masoquista. Pues cada noche antes de acostarme a intentar dormir, abro la ventana de mi habitación y me quedo esperando, por horas. Aun sabiendo que, del otro lado de la cerca, en la casa vecina, la habitación de frente a la mía estaba vacía. Ahí ya no dormía nadie. Ahora no es más que un cubículo vacío.

POLVO DE ESTRELLAS-Kookmin |Two Shots|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora