La caída del agua lo arrastró fuera de su sueño confortable y cálido. Tony parpadeó un par de veces, dio cuenta de la luz del sol que se filtraba por las cortinas de su habitación y bostezó. Estaba muy bien arropado con las sábanas y edredón, entre almohadones, así que estaba calientito, pero, aun así, le faltaba algo. Ese algo, era en realidad alguien y se estaba duchando en esos momentos.
El agua de la regadera caía inclemente sobre el azulejo de su baño. Steve había encontrado agradables las duchas así, con sólo la regadera. Le llamó por un momento lluvia pequeña, porque caía sólo en un punto y dentro de la casa. Tony rió cuando lo escuchó y amó la descripción en silencio. Cuando el sonido de la regadera cesó, Tony se dio la vuelta en la cama. Vio salir, entonces, a Steve del baño. Como siempre, se le había olvidado la toalla y el agua chorreaba por los mechones de su pelo y por los caminos de su piel. Steve sonrió cuando lo notó despierto y Tony le devolvió la sonrisa.
—¿Vas a sacudirte?—dijo Tony en broma.
Steve sacudió la cabeza nada más, y algunas gotas de agua alcanzaron el rostro de Tony.
—¡Ahhh, no! —exclamó, pero al decirlo estaba riendo.
Steve saltó a la cama entonces, y le acorraló contra el colchón. Tony sacó las manos de las mantas para defenderse de ese ataque húmedo. Apoyó las manos en los hombros desnudos de Steve, pero no evitó que éste se inclinara hacia él y le besara.
Tony recibió el beso y bebió un par de gotas de agua de aquellos labios, otras gotas resbalaron directo a su rostro. Deslizó sus manos de los hombros al cuello de Steve, de ahí, a su nuca, a su pelo mojado, del cual se sujetó, volviendo el beso más demandante.
—Ahora voy a lamerte yo—dijo Tony en broma cuando el beso terminó y recogió con la lengua el agua de una de las mejillas de Steve.
Tal vez, fue un error, porque lo que pasó a continuación fue que se vio despojado de su caliente refugio. Steve apartó las mantas que lo cubrían y su cuerpo húmedo buscó el contacto con el tibio de Tony. El castaño estuvo seguro que, tal vez, un poco de esa agua se había evaporado ante sus ojos. No supo si reclamar o no. De todas maneras, todas sus palabras se extinguieron en la boca del otro. Sus intentos de recuperar sus cobijas se diluyeron en el abrazo en el que fue sujetado, sometido suave y lentamente hasta sucumbir al deseo. Él mismo le dio cabida entre sus piernas y levantó la cadera en busca del contacto que lo había vuelto loco y satisfecho durante los días que Steve había llamado "celo".
Durante ese periodo, Tony había sentido un calor que iba y venía en olas, doloroso y lleno de necesidad. Esa sensación se calmaba siempre que Steve le hacia el amor; y cada vez, el calor era menor, hasta casi desaparecer. Pero el deseo, el placer de estar con él, no había desaparecido.
Steve le sujetó las piernas por debajo de las piernas y lo acercó a su pelvis. Tony gimió ante ese movimiento ligeramente arrebatado. Casi de inmediato, sintió el pene de Steve deslizarse en su interior, hizo la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. No entendía cómo era posible que le gustara tanto aquello, se retorcía de placer y necesidad, no estaba tranquilo hasta que aquel falo lo había penetrado por completo. Extasiado, clavó sus dedos en los brazos de Steve y movió ligeramente la cadera.
—Muev...—fue interrumpido por la primera estocada, profunda y arrasadora, caliente, un poco dolorosa, pero tan, tan deliciosa al mismo tiempo.
Volvió a cerrar los ojos, se sintió hundido en los almohadones, aporreado sin piedad y se escuchó suplicando por ello. El jadeo de Steve le rozó la oreja, le erizó la piel y estremeció. Murmuró cosas que ni siquiera él pudo discernir. Ni siquiera se dio cuenta cuando cambiaron de posiciones y ahora era él, quien cabalgaba hacia su propio final, a su ritmo. Apoyó sus manos en el torso de Steve y consiguió un nuevo punto de apoyo para moverse, entonces, sintió como su propio pene era rodeado por la firme mano de Steve. Su tacto tosco y desparpajado, lo catapultaron al abismo, eyaculó y apretó sus músculos buscando llevarse consigo a su amante, lo consiguió y ese bendito nudo que le encantaba volvió a formarse en la base, menos abultado que la primera noche, pero Tony tembló tanto, a causa del placer, que Steve tuvo que incorporarse para sostenerlo y llevarlo de vuelta al colchón.
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Origen
FanfictionEn una noche de luna llena, el lobo alfa de la manada pide un deseo. Bajo el amparo de la Diosa de plata surge una nueva raza. STONY Omegaverse 18+ (mente abierta) Portada: EngineerofWords