Despertar a tu lado es una de mis sensaciones favoritas. Mi parte favorita de la semana es el fin de semana. Porque todos los viernes sin falta te recibo en casa de la forma que más te gusta, con un blusón listo para ser retirado por tus grandes manos, pero antes, cenamos juntos y conversamos. Para que en el fin de semana despierte y lo primero que veo es tu rostro adormilado sonriéndome.
Nuestro estilo de vida es sencillo, como el de cualquiera. Aunque tú te has esforzado mucho para poder sustentarnos, siempre has sido ese hombre del que me enamoré; trabajador, fiel, generoso, te preocupas por otros antes que por ti y ese era uno de tus defectos. Nunca te diste tiempo a ti mismo.
Teníamos nuestras discusiones, como cualquier pareja, pero siempre nos hemos reconciliado, nunca hemos llegado al punto de querer separarnos. Siempre has estado para mí y aunque no fueras tan amoroso, de alguna u otra forma me demostrabas que me amabas.
Siempre has dicho que las cosas pasan por algo, nunca pude darle alguna explicación a lo que nos pasó, porque nuestra vida era perfecta.
Recuerdo lo cansado que llegabas del trabajo, poco a poco nuestros viernes se iban acabando, no tenía ningún inconveniente. Teniendote a mi lado bastaba, sólo con despertar y ver tu rostro sonriéndome.
Estaba seguro que tú sabías que algo no estaba bien, por qué te sentías tan cansado, si tú siempre fuiste un hombre enérgico.
Y todo nuestro tormento comenzó cuando te estabas duchando. Habías llegado de trabajar, así que quise hacerte compañía en la ducha. Cuando me desvestí para poder entrar junto a ti, logré escuchar un quejido de tu parte.
—Taehyung, ¿te encuentras bien? —pregunté.
Abrí la cortina y tu pierna estaba hinchada. Ambos nos miramos asustados y sin discutirlo te llevé a urgencias.
