15 - Feliz cumpleaños

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Emily

Sus ojos verdes me miran provocativos, abro mi boca para hablar, pero lleva su dedo índice a mis labios para indicar que haga silencio.

No debí decirle eso, estamos en un probador y ahora su otra mano acaricia mi pierna tan suavemente que hace que mi piel se erice.

Levanta mi mentón para tener acceso a mi cuello y hunde su rostro allí tomando una respiración profunda. Sé que no es correcto, pero no quiero detenerlo.

Siento su lengua recorrer mi piel con mucha parsimonia, está besando cada centímetro de mi cuello con dedicación y entonces dejo de preocuparme, si nos encuentran que nos encuentren, no dejaré de disfrutar esto, de hecho, me da un poco de morbo el peligro.

Cierro mis ojos dejando caer mi cabeza hacia atrás y soltando un suspiro lento.

La mano que con la que acariciaba mi pierna ahora decidió investigar un poco más y acaricia mi trasero por debajo del vestido.

Es como una lenta tortura disfrazada de placer, necesito más que esto.

Me voltea con un movimiento brusco haciendo que mis manos, antebrazos y pechos queden apoyados contra la pared y presiona su erección contra mi trasero haciéndome gemir.

— Cállate tonta, o nos meteremos en problemas — susurra en mi oído para luego pasar su lengua por el lóbulo de mi oreja.

Una mano juega con el borde de mi ropa interior, mientras la otra se desliza suavemente por mi cintura hasta llegar a mis pechos liberando uno del escotado vestido para luego masajearlo y pellizcarlo. Sus manos son firmes, sus movimientos son precisos, él sabe perfectamente lo que hace.

De pronto y sin previo aviso mete su mano en mi ropa interior, sus dedos encuentran mi zona más sensible en un segundo y se me escapa un gemido.

— Shhhh — murmura cubriendo mi boca con su mano y presionando sus dedos con más fuerza.

¡Dios! No tenía idea de que algo podía sentirse tan bien, mis piernas se aflojan y mis ojos se voltean hacia atrás.

Comienza a mover sus dedos con suaves circulitos, mientras besa mi espalda descubierta.

— Voy a quitar la mano de tu boca — dice suavemente en mi oído —. Te quiero en absoluto silencio, si haces algún sonido me detendré.

Asiento rápidamente y lo hace.

Me saca la ropa interior, se arrodilla en el suelo y levanta mi pierna sobre su hombro para rápidamente hundir su rostro en mí.

No tuve tiempo de comprender lo que intentaba, cuando lo noté ya estaba teniendo la sensación más placentera que había experimentado en mi vida.

Recorrió con su lengua cada centímetro de mi zona íntima para por fin dedicarse a la zona que más lo necesitaba, que ya comenzaba a doler por el deseo.

Muerdo mi labio inferior para evitar gemir y suelto todo el aire de mis pulmones por la nariz.

La tarea de mantener el silencio se me complica aún más cuando uno de sus dedos comienza a tentar mi entrada, quiero gritar, pero no lo hago, en lugar de eso muerdo mi mano y entierro mis dedos en su cabello.

Su dedo se introduce en mí con fuerza, haciendo que mi cuerpo se contraiga y mi respiración se acelere.

Dentro, fuera, dentro, fuera.

El movimiento se repite tantas veces y con tanta intensidad que creo que ya no recuerdo ni siquiera mi nombre.

Ya no puedo aguantar más, siento el orgasmo construirse dentro de mí, todas mis terminaciones nerviosas están gritando y no las contendré. Mis músculos se tensionan, como si mi corazón se detuviera por un momento y ahí está, la sensación más increíble que existe en el mundo, ya casi había olvidado lo que se sentía.

Tontas palabras [Serie Tontamente #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora