Prólogo

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Prólogo

  Alyssa miraba el reloj digital ubicado por encima del proyector en su aula de clases que daba las dos y cincuenta y cinco de la tarde lo cual indicaba una buena noticia: solo cinco minutos mas y vacaciones, la clase estaba en total silencio con todas las miradas fijas en el reloj mientras ella con sus manos alborotaba su cabello castaño y ondulado en señal de frustración ya que aquel reloj parecía no querer marcar nunca las tres de la tarde, miraba a todos lados esperando que el tiempo pasara más rápido. Bajo la hora de aquel reloj se marcaba la fecha: 4 de octubre del año 2198; el día de su cumpleaños número once. Alyssa mas que por tener las vacaciones estaba emocionada por llegar a su casa y sentir el delicioso aroma del pastel de chocolate que preparaba su madre cada año ese día el cual era el más preciado tesoro de sus cumpleaños ya que por ningún motivo su madre preparaba aquel pastel en algún otro día de año.

  -Mi pastel, mi pastel, mi delicioso pastel – susurraba alyssa mientras con su pequeño dedo dibujaba un pastel en la superficie transparente que hacia función de computador, cuaderno, o cualquier otra cosa que los niños necesitaran para estudiar.

  Se mantuvo entretenida dibujando y soñando despierta con su pastel hasta que de un momento a otro se escucho por los altavoces:

  -Niños les habla la directora Lynn para desearles unas felices vacaciones, ha terminado este año escolar, pueden retirarse.

  En toda la escuela se escucharon gritos de emoción y puertas que se deslizaban para dar paso a los estudiantes impacientes por sentir la libertad de las vacaciones, se escuchaban las pisadas de todos los niños al correr por el pasillo hacia las calles de la ciudad. Alyssa tocó un pequeño cubito transparente que se expandió volviéndose una especie de pantalla proyectando un holograma con el rostro de su madre que le había dejado un mensaje:

  -Feliz cumpleaños nuevamente mi pequeña, tu pastel estará listo para cuando llegues, no tardes. Te amo mi niña.

  El holograma desapareció y la pantalla volvió a contraerse en el pequeño cubo que había sido antes de que Alyssa lo tocara, la niña lo tomó y lo metió en el bolsillo de su pantalón con una enorme sonrisa en su rostro, se paró de su asiento y echó a correr hacia la zona del transporte escolar deseando que este no fuese arrancado aún. En la mente de la pequeña no había más que la imagen del pastel recién hecho, del chocolate sobre él, los adornos que su mamá solía ponerle, y su boca se hacía agua de solo imaginar trozos de aquel pastel entrando en su boca. Alyssa subió en el autobús aerodeslizante y caminó unos cuatro puestos atrás hasta tomar asiento junto a su amiga Danielle, una niña de origen danés de la que se había vuelto inseparable aunque no estaba en su misma clase pues Danielle era un año menor que ella.

  -¡Hola Danielle!

  -¡Hola Aly! ¿Quieres jugar conmigo? – Le dijo la niña señalando los hologramas de unas muñecas que se proyectaban desde el dispositivo transparente igual al de Alyssa.

  -¡Claro! Juguemos, espera que saque mi luxis del bolsillo.- Respondió metiendo la mano en su bolsillo sacando el pequeño cubo transparente.

  -Espera un momento, si hoy salimos de vacaciones significa que… ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! – Dijo Danielle saltando de su asiento para abrazar a Alyssa dejando caer su lumix al piso.

-¡Gracias! – Devolviendo el abrazo y sonriendo a su amiga – pensé que lo olvidarías.

-Ni lo creas, ¿A dónde se ha ido mi luxis? – Danielle miraba sus piernas notando que ya este no estaba apoyado sobre estas.

  -¿Te refieres a esto? – Una mujer de aproximadamente unos 26 años de cabello negro y un uniforme que se componía de una camisa manga larga blanca y unos pantalones de vestir negros ajustados, esta le extendía el pequeño cubo que seguro había rodado hacia atrás luego de caerse de sus piernas.

  -Eeeeh… Pues sí, gracias señorita Robinson. – Danielle extendió la mano para tomar el luxis de la mano de su maestra.

  -Procura no volver a perderlo, puede que no lo vuelvas a ver.- esbozó una sonrisa mientras se iba caminando a su asiento.

  Alyssa jugó con Danielle el resto del camino hasta su parada, allí bajó y miró hacia arriba viendo los aerodeslizadores, los edificios gigantes, las motos que sobrevolaban. La pequeña arrancó a correr camino a su casa entre toda la gente que no tenía la dicha de comprar un vehiculo para movilizarse. Aly cruzó en un callejón que daba hasta la calle de su casa, aquel sitio era oscuro pero de tantas veces que lo había atravesado ya no temía. Caminaba en la oscuridad cuando de pronto se proyectaron en el aire unas letras que formaban la frase: Feliz cumpleaños Alyssa. No sabía quién podía haber dejado aquello en el callejón aunque le parecía una típica sorpresa de su tía Emma ya que era ella la de los regalos sorpresas en su cumpleaños. Aly avanzó hacia aquel proyector notando que lo rodeaban peluches, chocolates y el luxis más costoso que había. Emocionada corrió hacia aquello y al tocar el peluche este emitió un sonido parecido a una canción de cuna y una voz casi inentendible que decía: Feliz cumpleaños pequeña Ally, espero darte un feliz y último cumpleaños.

  Unas manos enguantadas taparon su nariz y su boca ahogando un grito y al momento de aspirar todo se volvía borroso, todo parecía desvanecer… Todo se volvió negro.

TWG (La Niña Equivocada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora