5. Guarda el secreto

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Atsushi se había dormido en el camarote, nadar sin parar y comer tantos peces le agoto por completo, cayo rendido en los brazos de Morfeo mientras Ougai y Fukuzawa disfrutaban de un hermoso atardecer en el medio del mar. ― Los demás deben estar esperándonos

― Ya han trabajado juntos, pueden sobrevivir estando una tarde juntos

― Tienes razón

― Yukichi

― ¿si?

― Esto será grandioso pero... ¿Cuándo les diremos?

― Primero que se comporten, luego podrán saber de nosotros

― Supongo que tienes razón

― ¿te preocupa?

― Un poco, - suspiro ― hemos trabajado tan duro por mantenernos en secreto y ahora que estaríamos tranquilos...

― El gran ex jefe de la mafiosa ¿está temeroso?

― No tengo miedo, solo incómodo.

Fukuzawa sonrió, tomo la mano del ex mafioso ― no dejaré que nada malo pase, tranquilo. – Ougai lo miro y sonrió

― Eres lo mejor que me pudo pasar en mi vida

― Lo sé. Tu... bueno, conseguiste ser lo mejor

― Cállate tonto, soy lo mejor. Lo sé, eras solitario

― Sigo siendo solitario

― Pero me quieres a tu lado

― Bueno, si

― Entonces, soy lo mejor para ti

― En verdad que no paras de buscar una forma de siempre ganar ¿eh?

― No

Los mayores se besaron, con la luz del atardecer, el mayor se dejó tener un capricho de quitar la camisa de su pareja, y con permiso de esté se acomodaron mejor en el yate de pesca, el tiempo había quitado toda vergüenza de ellos.

No tenían nada en el yate para ayudarse, el mayor debió usar algo de saliva en sus dedos para lograr entrar en el azabache. Ougai dio su mayor esfuerzo por aceptar todo de él, lo quería, ¿Cómo dudar de sus dedos? Sabía que sería más tardado pero tendrían buenos frutos, dejo su cabeza en el piso y levanto sus caderas, así tendrían una mejor entrada. ― Ya estoy listo, Yukichi, mételo.

― No estoy seguro que...

― Por favor – menciono volteándolo a ver – todo lo que deseo en mi vida eres tu

Con palabras simples logro provocar al mayor y esté entró lento y suave, Ougai estiro su cuerpo, las punzadas iban subiendo, las embestidas iniciaron, y el menor debajo solo podía gemir con discrepancia, el mayor aun siendo consiente del cuerpo que vencia no podía evitarlo, pues si, era consiente pero también era natural. Su cuerpo era todo lo que necesitaba para sacar aquel lado frívolo de él y darle el suficiente amor que ambos necesitaban.

El ruido comenzó a aumentar, y cualquier que durmiera en la parte baja supondría que en la parte superior hay una pelea.

Fukuzawa estaba por terminar, Ougai estaba en su límite, lo hicieron al mismo tiempo mientras la escotilla se abrió ― ¡presidente! ¡ougai-sensei! ¿Están bien? – pregunto el menor. Los mayores se pusieron completamente rojos.

El mayor primero le aventó a Atsushi la camisa de Ougai haciendo al albino aun adormilado caer por la popa ― Maldición – expreso Ougai preocupado.

Trilogía || BSDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora