Desperté de nuevo en esta habitación azul, la misma que ha sido mi hogar durante tanto tiempo y donde con tanto miedo espero que entre alguien y me lleve a "trabajar". Estoy tan cansada de esto, quisiera morir, pero es imposible, no hay forma de hacerlo; y en tal caso de intentarlo, si no resulta será mil veces peor. Los castigos en el Zero Zone son horribles, este burdel es el infierno en la tierra, pero únicamente para las mujeres que trabajan aquí.
Ya tengo mucho tiempo desde que acepte mi destino cruel: ser una esclava más de el hombre que me encerró aquí. ¿Quien soy? me llamo Aria Arnette, aunque nadie me llama así desde hace mucho tiempo, ahora soy Little; y al parecer siempre lo seré. Pero aún guardo una pequeña esperanza de poder salir de aquí, por ahora debo despertar a mi realidad ¿cómo lo haré? no es necesario que haga nada, Arvin ya lo hace. Entra a las 11:00 AM, exactamente a despertarnos. Él es de las pocas personas que nos trata como seres humanos y no mercancía.
—Vamos Little, despierta —dijo golpeando la cama con un pie.
—Enseguida —me levanté rápido y tomé mis cosas.
Nos encaminamos para ducharnos y alistarnos, aunque no lo crean, tenemos clases de baile, esa es la forma de presentar a las chicas. Bailamos en un escenario frente a muchos compradores, tenemos una instructora de danza. Creo que es lo único bueno de este lugar. La verdad, en este lugar la única forma de sobrevivir es portándote bien, evitas los castigos. Aunque claro, ¿quién se resiste cuando tiene de frente a las personas que más detesta en el mundo?
(...)
—
¡Muy bien chicas! ¡1 ,2 ,3! —Ordenaba aplaudiendo junto al ritmo.
—Apple, pon bien los pies —Le indiqué a la chica a mi lado. Llevaba mal el paso. Mi observación llegó demasiado tarde a ella.
La señora Delavigne se acercó a ella y golpeó su espalda con la regla de madera que siempre traía consigo. Apple cayó al suelo por el impacto del golpe. Todas nos quedamos en silencio y nos apartamos de ella.
Ya sabíamos lo que le pasaría.
—¡Esta chica es una inútil! ¿y qué hacemos con lo que no sirve? —Preguntó con mofa, señalando con su regla a Peper, una de las más jóvenes.
—¿La... las desechamos? —Respondió dudosa, nerviosa por la atención que recibía.
—¡Así es! —Exclamó —Dime Apple, ¿quieres que te desechemos? ¿¡lo quieres!? —Interrogó alzando la voz, mientras la tomaba del cabello con brusquedad.
—¡No! —Sollozó con temor, en el suelo.
—Levántate entonces, seguiremos con el ensayo —Regresó a hablar con serenidad. Apple se levantó con dificultad, dudo si ella puede seguir ensayando.
La señora Delavigne se despertó de mal humor, en ocasiones es muy amable, pero enojada es totalmente una bruja. Era una mujer en la que no había que confiar.
Todas tenemos una historia, y todas tenemos nuestro propio apodo. Obtuve el mío al llegar aquí, Little; significa pequeño. Pero muchas veces lo han relacionado con ser insignificante.
Se preguntarán en dónde estamos... me pregunto lo mismo. Ninguna de las chicas sabe en qué país, región, ciudad o pueblo está ubicado el Zero Zone. Supongo que es por seguridad. En fin, debemos hacer más trabajos antes que llegue la noche, como limpiar las habitaciones, baños o el peor de todos y el que me toca a mí, limpiar la oficina del jefe Hunter: el maldito que nos trajo aquí, la persona a la que más odio, y la persona a quién más temo en el mundo.
Con Hunter no se juega. Si este es el infierno, entoces él es el diablo. Cada vez que tengo la responsabilidad de asear la oficina, camino por este sendero del infierno hacia la boca del lobo, guiada por Arvin, ya que está prohibido ir solo.
—¿Está ahí? —Pregunté sin mirarlo, con la ilusa esperanza de escuchar su negativa.
—Así es —Respondió corto y sereno. Todo lo contrario de mi interpretación, la cual era una sentencia, una advertencia, debía y quería alejarme del peligro de caer en la cueva del diablo, pero era inevitable.
Entre sin decir más.
Él estaba sentado en su silla, revisando unos papeles. Lo mire por unos segundos, de reojo, seguido me apresuré con la limpieza.
Estaba tratando de terminar rápido, lo más posible. Me hacía falta el escritorio, me acerqué a este, levantaba cada objeto de ahí con cuidado para limpiarlo, hasta que su voz me hizo detenerme.
—¿Hace cuánto que no nos vemos Little? —Interrogó con una media sonrisa.
—Una semana señor —Clavé mi vista hacia abajo, no quería que se enojara por hacer contacto visual.
—Ven, siéntate —Me señaló sus piernas.
Me acerqué y me senté en sus piernas, obediente. Él movió los archivos que tenía en las manos y los colocó en la mesa. Sin es esperar más, metió su mano debajo en mi falda y acarició mis piernas.
—Tu piel siempre ha sido tan suave —Ronroneó en mi oído.
Movió su mano, me tomó del cuello y me obligó a besarlo. Detesto la sensación tan asquerosa de su lengua, lo odio tanto, pero estoy obligada a seguir su beso. La última vez que no lo hice, apagó un cigarrillo en la palma de mi mano derecha.
Él comenzó a tomar mis pechos, apretaba uno con su mano. A este punto, sabía lo que pasaría, y lo peor, es que debía fingir que era feliz con eso. A decir verdad no sentía tanta repulsión cuando tenía que tener sexo con los clientes, a como la siento con él, y no es por que sea alguien feo o un viejo asqueros, no, al contrario, es muy atractivo, y nos es tan viejo, le calculo unos 35 o 38 años. La repulsión que siento es porque él me violó, él me encerró en este maldito lugar, él me ha golpeado cada vez que se enoja, y él es el maldito dueño de este burdel.
Y con todo eso debo fingir que disfruto cada vez que toca mi cuerpo. Lo único que me reconforta es pensar que no es a Aria Arnette con la que tiene sexo, si no con Little. Ella es la prostituta, no Aria.
—Adoro estos momentos contigo —Dijo mientras desabrochaba mi brasier.
—Si señor —Es lo que me limitaba a decir. Cualquier palabra o frase que le desagrade podría ser fatal.
Levantó mi cuerpo para dejarme sentada encima de su miembro, siguió besándome hasta que se escuchó el ruido de la puerta siendo tocada. Paró lo que hacía para responder.
—Adelante.
Entró uno de sus hombres de confianza, Cael, un tipo bastante desagradable que al ver la situación en la que estábamos no disimulo la sonrisa que se formó en su rostro.
—El señor Jon trajo a dos bastante jovenes —Anunció.
—¿Edades?
—Una tiene 10 y la otra 13.
—¿Es así? —Dejó ver una gran sonrisa —. Me alegra no haber gastado mi energía con ella.
Era obvio lo que el tenía planeado hacer. Todas las que llegaban al Zero Zone debían pasar antes por las manos de Hunter.
—Little, te llamaré después. Vete —Ordenó bajándome de sus piernas.
—Si señor —Me vestí lo más rápido que pude.
—Cael, llévala a la habitación azul y tráeme a las niñas.
—Vienen en camino señor, las trae Jon. Probablemente las encuentre en el pasillo —Volteó hacia mi —. Y tú, vamos.
Antes de ponernos en marcha Jon apareció. Eran apenas unas niñas. No quería... no quería que arruinaran sus vidas, necesitaba ayudarlas al menos para que no las dañaran esta noche, para que tuvieran tiempo de asimilar los que inevitablemente les pasaría.
Sólo había una cosa que podía hacer, aunque no quisiera, de todos modos ya llevo tres años aquí, por desgracia estoy acostumbrada a esto.
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Primer capítulo espero que les guste .
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Libertad.
أدب المراهقينExiste alguna causa para la maldad? Por qué se comenten tantos actos de cruelda? Cada media hora una mujer es secuestrada por una red de trata de personas , es violada ,prostituida ,humillada ,golpeada ,tratada como basura, por el simple hecho de...