10/10/2018
Corrí para alcanzar el colectivo y llegué a tiempo.
Pague y tome un gran trago de Sprite para ir a los asientos de atrás.
La pareja volvió a entrar al colectivo, los dos tenían ojeras notorias pero había vuelto todo a la normalidad.
Sonreían y hacían reír a los demás, hasta hablaron conmigo.
Habían hecho un chiste boludo pero lo habían logrado.
Cuando me baje, los dos me saludaron y les devolví el saludo.
Me sentía bien de saber que ellos volvieron a ser felices.
Era como una razón más de mi vida para verle el lado positivo a esta.
O eso creía...